Lunes por la mañana una cabellera rubia se levantó de golpe de la cama, apagó su alarma y se fue corriendo al baño a taparse esas ojeras negras que tenía bajo los ojos.Después de unos minutos ya con su uniforme puesto y linda para ir al instituto, se dirigió al comedor a desayunar. Se sentó en la mesa al lado de su hermana, Alice, y su madre con una sonrisa le alcanzó su plato con panqueques.
"Buen día" -saludó a su hija menor, deslizando la silla hacia atrás y sentándose cómodamente.
"Buen día" -respondió con la boca llena ya que se había metido la mitad del panqueque.
"Rosé, no hables con la boca llena" -reprendió y la nombrada rodó los ojos.
Su padre se unió a ellas, los cuatro juntos desayunaban tranquilamente mientras miraban el noticiero.
"Mierda" -maldijo Alice viendo la hora en su celular- "Se nos hace tarde. Vamos, Rosé" -se levantó rápidamente, dejando desconcertada a su hermana.
"Eh" -se metió como pudo todo panqueque a la boca- "Nsrtnsmsuaono" -dijo algo inentendible y su madre volvió a reprenderla por hablar con la boca llena.
"¡Rosé!"
"Rosé. Las invitaciones" -le recordó su padre con la taza de café en la mano.
"¿¡Dónde están!?" -miró por todas partes, entrando en pánico.
Había escuchado el motor del auto ser prendido y sabía que si no se apuraba, Alice se iría y tendría que caminar sola hasta el colegio. A la mayor no le importaba dejar a su hermanita tirada en la calle con tal de llegar a tiempo.
"En la mesa al lado de las escaleras"
Fue hasta esta y las agarró- "Adiós" -gritó cerrando la puerta de un portazo.
Sus padres suspiraron- "Algún día nos quedaremos sin puerta"
"Sí" -su esposa estuvo de acuerdo.
Rosé entró al auto justo a tiempo que Alice arrancaba. Tiró su mochila al piso del vehículo, se arregló el pelo, mirándose en el espejo retrovisor de afuera, y desató la cinta que envolvía las tarjetas de invitación de su fiesta de cumpleaños para verlas y contarlas.
"No puede ser" -empezó a contarlas de nuevo.
"¿Qué pasó?" -preguntó Alice sin despegar la vista del frente.
"Me falta una...23, 24, 25..." -susurraba- "Me sigue faltando una. Carajo" -golpeó la ventana con el costado de su puño.
"Tal vez una está pegada a otra. Fíjate bien"
"Falta la de Jennie"
Cada tarjeta tenía puesto el nombre del invitado.
La rubia volvió a contar las tarjetas, fijándose que no hubiera ninguna pegada, y sí, Alice tenía razón, una estaba pegada a otra. Suspiró de alivio y sonrió- "Acá está" -la agitó y se la mostró a su hermana, quien le di un manotazo porque le tapaba la vista.
"¿Emocionada?" -preguntó Alice por su fiesta.
"Sí" -chilló contenta- "Hoy le hago unos retoques a mi vestido y el jueves voy al salón a comprobar que todo esté en orden"
Hace un año sus padres reservaron el salón elegido por la rubia para festejar su cumpleaños, pagando cada mes el servicio que ofrecía el mismo y el servicio gastronómico. ¿Que si todo había salido una fortuna? ¡Por supuesto! Pero los señores Park hubiesen pagado lo que sea con tal de que su hija menor tuviera su noche inolvidable.
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¿Segunda oportunidad? - JENLISA g!p
FanfictionEn una noche de fiesta, una morena posa su mirada gatuna en una chica vestida de traje siendo molestada por su hermano pequeño al otro lado del salón. ¿Quién era esa pelinegra tímida? No era una compañera de clase porque Jennie recordaría si hubiera...