Capítulo 44: Irreversibles

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―¿Repites conmigo? ―dijo Coen subiéndose encima de Jerome; acostando su trasero cerca de la pelvis de él.

―¿Qué? ―Jerome frunció la frente; la vista se le distrajo por unos segundos viendo la cintura estrecha de Coen, buenas curvas, como de una mujer esbelta.

Ambos seguían desnudos y un poco húmedos de la ducha que habían hecho.

―Mírame ―Coen se señaló los ojos con el dedo índice y medio.

Jerome sacudió su cabeza y elevó la vista a la cara de Coen ―este le tenía las manos apoyadas encima de su pecho, inclinado hacia él―; Coen se fue cayendo poco sobre su amado, acostándosele arriba; oreja derecha cerca de los latidos de su corazón.

―Sin comunicación... ―buscó la mano izquierda de Jerome para entrelazarla con la suya―, no hay... ―susurró.

―¿Eh? ―Jerome frunció la frente.

―Repítelo...

―Coen...

―Hazlo, porfa ―elevó la mirada hacia él, observándole con esos grandes ojos negros como los de un cachorro tierno―; Di lo que dije.

Jerome esbozó una pequeña sonrisa torcida, tíimida.

―Sin...

―Sin comunicación...

―Sin comunicación... ―reptió Jerome.

―No hay...

―No... hay...

―Amor...

―Amor ―asintió Jerome.

Coen se rodó hacia Jerome y le besó la boca suavemente.

―Sin comunación....

―...no hay amor ―dijo Jerome observándole la bonita y redonda cara de Coen.

[...]

―Ok... ―Kerrie se estaba limpiando las lágrimas de sus ojos con las manos; respingó―, debo dejar de llorar...

Forzó su espalda a enderezarse, y elevó la barbilla.

―Alexis ya viene y... no quiero que se haga preguntas ―murmuró.

Miró hacia la izquierda para ver si reconocía a su amiga entre la multitud de personas que caminan sobre la acera dirigiéndose a la entrada de la estación subterránea en la que se encontraba cerca ella.

―Por favor... ―apretó sus labios―, por favor...

Entre un grupo, amigos, Alexis se les metió en el medio, rompiendo la cadena humana que habían hecho los chicos entre ellos ―uno le maldijo cuando esta le pisó el pie, pero Alexis solo le enseñó el dedo medio y continuó caminando a pasos rápidos y sonoros hasta donde se encontraba su amiga―; Kerrie esbozó una sonrisa tímida, se tomó de las manos y se encorvó un poco.

Alexis llegó hasta ella y la abrazó.

―¿D-Dónde... mierdas estabas? ―dijo mirándole a la cara―; ¡Habías desaparecido!

―A...

―¡Estábamos todas preocupadas...!

―Ale...

―¡Juraría que te habías escapadocon el marihuana ese...!

El rostro de Kerrie entristeció al oír ese nombre; ojos llorosos, párpados caídos, labios temblorosos.

―Quiero irme a mi cuarto... ―susurró.

Alexis pestañeó; alzó las cejas; notó ese cambió de expresión tan rara en su amiga, nunca la había visto así de desconsolada.

Sexo Después De ClasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora