Es extraño que me encuentre despierto, despierto y pensando en si me estoy comportando como un cretino (probablemente lo esté), la noche fue bastante agitada y aun asi no puedo conciliar el sueño, desde el umbral de la puerta veo a Shura recostado en mi cama, no se si duerme o solo finge, a ninguno de los dos nos han gustado jamás las conversaciones privadas y lo observo y esa avalancha de pensamientos que trate de ahogar con la sensación de sus labios sobre mi piel vuelven a acosarme sin tregua.El bien y el mal eran conceptos que acudían a mi mente solo cuando alguien me increpaba por mis acciones, cuando me veían y no podían creer que se me otorgara tal honor, "¿Cómo puede alguien como tu ser un santo dorado?" aquella pregunta la había recibido un sin fin de veces incluso antes de convertirme en uno. A pesar de lo mucho que hubiera escuchado aquella frase mi reacción siempre era la misma, risa... Una sonrisa se apoderaba de mis labios porque era casi irreal que incluso aquellos que también habían pasado por un entrenamiento no fueran capaces de comprender, que la armadura no se le daba al más noble, se le daba al fuerte, al que sobrepasaba los límites, el que se aferraba con fuerza a la vida, el que prevalece sobre los otros. Yo me gané el derecho de portar una armadura, obtuve la fuerza y por tanto el derecho de obrar con ella como mejor me parecía... O me convenía. Día tras día me dedicaba a hacer lo que más disfrutaba, me enfrascaba en batallas donde imponía más crueldad de la que debía, acumulaba rostros que me veían, que estaban ahí siempre, observando, yo era el amo de su vida tras la muerte.
Nunca me llegó a importar nada más allá de mi propia vida, mi propia supervivencia, había luchado mucho por mantenerla y no pensaba darle a nadie el derecho sobre ella. El que quiera vivir debe ganarse su derecho y si no tiene la capacidad de hacerlo entonces debe callar mientras alguien más capaz lo mantiene a salvo. Esa era la forma en que vivía, sin pensar a profundidad en mis acciones, aunque en este momento divague en mi propia mente parece que ni siquiera ante mi subconsciente puedo fingir algo que no soy, no es que no reaccionara sobre mis acciones, es que simplemente estos no se incrustaban en mi lo suficiente como para que me importara, por eso toda esta situación es tan incomprensible para mi.
¿Por qué me importa lo que suceda con Shura? si toda la vida me he movido por mis intereses, por lo que me beneficia mi. ¿ Por qué de repente deseó que él obtenga lo que quiere ? aun si eso significa que esta sensación de vacío crecerá cada vez más en mi. Es algo tan extraño, externo a como me reconozco, que parece implantado, pero se que no es de ese modo, porque hace mucho tiempo experimenté una sensación así. El anhelo de mantener a Shura a mi lado es equiparable al que tenía cuando de niño me aferraba a la vida, es como respirar, como sentir el aire y el sol algo natural que no deja de sentirse como una renovación. Ya han pasado meses desde que todos regresamos a la vida y sin tomar en cuenta el aire de recelo que se percibe entre todos nosotros nada parece haber cambiado en realidad, al menos no lo que me importa a mi.
Shura aún viene hasta mí, con esa expresión de desesperanza y autodesprecio. Oh Shura... Jamás lo dejaras ir ¿Cierto? desde ese día en el puente arrastras esa aura de culpa y te dejaste engañar, por lo que sea que se metió en Saga y también te dejaste engañar por mi. Porque cuando estas conmigo no puedes pensar con claridad, no piensas en nada en realidad, y se que eso es lo que quieres, que no pensar es mejor que tratar de convencerse de que hiciste lo necesario. Cuando Aioros no estaba era más fácil ¿Verdad?, cuando no veías sus ojos y sus sonrisa ya se había borrado de tu memoria, entonces podrás convencerte de que el Aioros leal y honrado era tan solo una idealización de la niñez, pero el hombre ha regresado a la vida y es uno justo, como nunca lo dejó de ser. Te observo y mientras más me acerco a ti , la maldad que siempre ha recibido en mi devora los pocos ápices de honor que me quedan, no se si puedo amar, pero si se que no quiero dejarte ir, y siento miedo, porque sé que te deseo pero también creo que te querría si te vieras de cualquier otro modo. Por eso no puedo darte valor, decirte que vayas en su búsqueda, que le confieses a Aioros que jamás lo olvidaste, que en tu corazón y en tu vida solo hay espacio para él, porque no estoy dispuesto a dejarte ir.
—Deathmask ¿Qué estás haciendo?—Te veo sentar, las cobijas se deslizan por tu cuerpo y tu divina figura me distrae, de mis pensamientos y de mi conciencia.
—Solo quería ducharme, estabas muy estresado hoy ¿Cierto?—Sonrío con burla, se que de este modo puedo apagarla por completo, ese sentimiento, ese maldito sentimiento no me alejara de ti, no me obligara a lanzarte a los brazos del arquero. Me muevo hasta llegar de nuevo a la cama, me siento a tu lado y acaricio tu rostro, aunque sea imposible de creer, la verdad es que llevaba mucho tiempo deseando estar junto a ti, porque tu determinación y tu fuerza me habían cautivado por completo y claro que también te considero condenadamente atractivo... Maldita sea Shura, no hay forma en que te deje ir.
—¿Te sientes bien? Siempre que despiertas tú sigues durmiendo, incluso pareces muerto.
Mis brazos te rodean, y mientras mis uñas se incrustan en tu espalda te obligo a caer de nuevo conmigo en la cama,no puedo evitar sonreír, se que eso no es lo que crees, solo que no quieres complicar las cosas, no quieres ponernos en posiciones incómodas , donde yo admita que te deseo y tu tengas que rechazarme porque amas a alguien que crees que no te merece, y si es así, si piensas que tu lugar no es en el cielo con Aioros entonces quédate aquí a hundirte conmigo en el infierno.