Counting Stars. [Invo x Dreyrus]

Capítulo 10: Te amo.

Invo se levantó rápidamente.

Tenía que plasmar aquella idea que cruzó su cabeza en ese momento.

Redactó un largo mensaje que había pensado a penas despertó.

¿Cuál era el contenido del mensaje?

Una confesión a Dreyrus.

Cuando terminó de escribir en las notas de su celular, tomó una hoja de papel y un lápiz y escribió todo allí.

Entonces dobló el trozo de papel y...

Empezó a preguntarse si se lo daría a Drey ese mismo día.

"Si no lo hago pronto, no lo haré nunca." Pensó, dando por terminado su dilema.

Luego hallaría un buen momento para darle la carta.

Ahora, dejando de lado sus nervios, tomó su celular y le escribió a Dreyrus.

Invo: Oye Drey, estás disponible hoy? Quiero darte algo

Instantáneamente salió de la mensajería. No quería ver aquel chat hasta que le contestasen.

Hacía días que no veía al esqueleto. Solían hablar por llamada o por mensajes, pero recientemente ya no podía salir.

Invo intentaba no preocuparse por eso. Y cuando digo "Intentaba", es porque estaba muy preocupado pero hacía como que no.

(...)

Pasaban y pasaban horas.

Drey no contestaba.

El pelirrojo estaba más preocupado que nunca.

Entonces decidió ir hacia el hospital.

Armándose de valor, sin saber qué encontraría, tomó la carta, se cambió de ropa y salió de su departamento.

(...)

Llegó. Preguntó por el esqueleto.

No lo dejaron ir.

Invo no insistió, simplemente le dio la carta y su número a la enfermera y le dijo que se la diera a Dreyrus cuando pudiese, además de que, ante cualquier noticia de Drey, le avisase, para eso el número.

El pelirrojo salió del hospital finalmente, y empezó a pensar.

"Nada de esto saldrá bien..." Suspiró. No tenía esperanza de ver a Drey de nuevo, pero de igual forma quiso pensar que si podría.

Caminando de regreso a casa solo estuvo reflexionando al respecto. El camino fue silencioso y, ciertamente, bastante nostálgico.

Recordó aquellas veces que caminó a casa después de haber pasado tiempo con Dreyrus.

Y pensar que quizá no podría hacerlo nunca más...

(...)

Invo pasó toda la tarde dibujando mientras escuchaba música, intentando alejar sus pensamientos.

Esperaba una notificación, una única notificación.
Una que podría hacerlo radiar de alegría o podría dejarlo devastado.

Se tiró en su cama y suspiró pesadamente. Estaba profundamente preocupado sobre el estado de Dreyrus.

Pensar en cómo la última vez que lo habría visto fue para darle esa noticia... Eso lo devastaba. Pero lo que más le destruía, era el simple hecho de que pasó muy poco tiempo con él, y que nunca podría pasar más de aquel tiempo perdido.

El pelirrojo, quien no pudo contener más sus lágrimas, echó a llorar desgarradoramente sobre sus brazos, cubriéndose la cara.

Cada pensamiento lo atormentaba más que el anterior, y no podía intentar convencerse con un simple "Todo estará bien". El mismo Dreyrus le había dicho que todo estaba yendo mal.

Ya no tenía esperanza. Solo le quedaba ver cómo todo lo que estaba construyendo se venía abajo.

Interrumpiendo el momento, su móvil empieza a vibrar.

Tenía una llamada entrante. Era la enfermera.

—¿Hola?—Se escuchaba una voz femenina del otro lado.

—H-Hola... ¿Hay alguna noticia sobre Dreyrus?—Preguntó Invo, sin mucha esperanza.

—Si, señor. Lamento tener que decirle lo siguiente, pero el paciente mencionado ha perdido la vida. Muy lamentablemente, no ha tenido donantes para su médula ósea y ya no pudimos tratarlo más...

No se escuchaba nada del lado del pelirrojo. Él no podía aceptarlo, no podía creerlo. No estaba preparado para recibir la noticia todavía.
No quería creer que fuera cierto. Debía ser solo una pesadilla.
Solo una pesadilla, ¿Verdad?
Despertaría pronto, ¿No es así?

...Nada pasó, como era esperado.

La enfermera seguía del otro lado de la linea, preocupada. Hasta que Invo terminó la llamada.

Cayó al piso, casi por inercia.
Seguía sin procesarlo. Estaba en shock.

Mantenerse vivo era tan difícil... Pero morir era como un pestañeo...

El pelirrojo no paraba de llorar ante la noticia.

Hasta que recordó la carta que Dreyrus le dio.

“Léelo cuando yo ya no esté. En cualquier otro caso en el que siga vivo, no lo leas.”
Aquellas palabras resonaron en su mente.

Desesperadamente la buscó entre uno de sus gabinetes, hasta que la encontró.

Tomó el papel en sus manos, hasta que una vez desdoblado el papel...