Estacioné mi camioneta en la entrada del hospital, bajé rápidamente y entré apresurado. Vi a la señora Martha con la cabeza baja y a Jovanny dando vueltas, visiblemente nervioso.—Señora Martha, ¿qué sucedió? —pregunté con urgencia.
—Mi niña estaba en la sala cuando empezó el fuego... la casa explotó —respondió ella con la voz quebrada.
Jovanny añadió, con el rostro pálido de preocupación:
—Alberth, Valeria casi muere en ese incendio. Siento que fue provocado, aunque los empleados no vieron nada raro. Hablan de una mala conexión, pero no creo nada de eso.
Apreté los puños, sintiendo una mezcla de rabia e impotencia. ¿Quién podría ser tan cruel con esta familia?
—Necesitamos alejarla cuanto antes. ¿Cómo está? —pregunté, cada vez más angustiado.
—Su estado es reservado. Inhaló mucho humo, no tiene quemaduras graves, solo algunas en la espalda —respondió Martha—La están practicando una cirugía.
Pobre chica.
Comencé a caminar de un lado a otro en el pasillo. La incertidumbre me estaba matando. No puedo permitir que Valeria siga en peligro.
—Jovanny, tendré que casarme con ella. Así no permitiré que le hagan daño. Es demasiado joven para sufrir de esta manera.
—Te entiendo y me duele mucho, pero debes tomar las cosas con calma —me dijo, tratando de ser razonable.
Negué con la cabeza. Esto es inaudito. Debo pagar el favor que me hizo Edwards, si no, me sentiré culpable toda mi vida si algo le pasa a Valeria.
Las horas pasaban y los médicos aún no salían a informarnos. Decidí contratar detectives para investigar el caso. Llamé al guardia que dejé anoche en la mansión, pero su móvil estaba apagado.
—¿A quién llamas? —preguntó Jovanny.
—Al guardia que dejé anoche en la mansión de Valeria.
—Creo que está en la sala de curación. Él salvó a mi ahijada.
—¿Cómo? ¿En serio?
—Sí, vamos, te llevo con él.
Fuimos a la sala de curación y vi a Jeams recostado.
—Señor Alberth —dijo con esfuerzo.
—¿Por qué no me notificaste que la casa de la señorita Smith estaba en llamas? —le regañé preocupado.
—Intenté hacerlo, señor, pero estábamos ayudando a los que estaban dentro. Incluso saqué a la señorita, y mi móvil cayó en las llamas.
—Sabes que es mi prioridad que estés bien —dije, tratando de calmarme.
—Por suerte, la quemadura es leve. No se preocupe.
—¿No viste nada raro? —quise saber.
—No, eso es lo más extraño. Nadie entró en la casa, solo estaban los empleados.
Me quedé pensando. ¿Habrá sido un accidente provocado por un empleado o fue intencional?
—Descansa hasta que te recuperes. Luego regresas al trabajo.
—Sí, señor Alberth.
Regresamos al pasillo de cuidados intensivos. El médico aún no salía y ya eran más de las cinco de la mañana. Finalmente, apareció un médico.
—Familiares de la señorita Smith —llamó el médico.
—Soy su padrino —respondió Jovanny. El médico suspiró, visiblemente cansado.
ESTÁS LEYENDO
♤ Mi pequeña Esposa ♤ (+18)
RomanceAlberth Sandoval, un multimillonario conocido por su falta de humor y paciencia, recibe una impactante solicitud de su difunto mejor amigo, Edwards, a través de un video póstumo, el cual pide que debe proteger a su hija Valeria casándose con ella...