𝘰𝘯𝘤𝘦

138 12 3
                                    

Meneó las ojeras como por milésima vez. No, bueno, habían sido cinco, pero Minho no terminaba de comprender la razón por la cual Hyunjin caminaba de cuarto en cuarto por toda la casa, metiendo cosas en dos grandes maletas, mientras le decía al minino que se queda quieto en la cama y no digas nada. Soltó otro maullido estirando sus brazos hacía el mayor, queriendo abrazarlo, y es que Minho sabía que nada estaba bien después de que fue a abrazar a Hyunjin en la puerta, aquella mañana, pero no entendía lo que sucedía, y estaba seguro de que el mayor no lo comprendería si se lo preguntara.

Cuando Hyunjin alzó su mirada y vio que su bebé lo necesitaba, soltó todo lo que tenía en sus manos, corriendo a abrazarlo. Minho se acurrucó contra el cuerpo de Hyunjin, encajando su cabecita en su cuello mientras el rubio lo sostenía con firmeza por la cintura.

⏤Hyun ⏤maulló el pequeño, frotando su nariz contra la sensible piel del cuello del más alto, logrando que este se estremeciera y besara sutilmente la cien de Minho—Hyun—volvió a insistir, tratando de darle todo el apoyo moral que podía. —Te amo, Hyun —había pasado poco tiempo desde que Minho aprendió a decir eso, pero ambos estaban contentos de que fueran esas, dos de sus primeras palabras. Minho porque sabía que no había nada que le gustara más que decirle a Hyunjin cuanto lo amaba y este porque, sin esas palabras, seguro en aquel momento seguiría hecho un manojo de nervios. No era para menos, el padre de Jisung tenía sus trabajos buenos, así como sus trabajos malos. Como todo buen millonario, él conoció muchas industrias ilegales en el país y, de hecho, estaba seguro de que en el extranjero también.

Sin embargo, era obvio que si le pedía ayuda para capturar a esas personas antes de que supieran donde estaba Minho, el señor se negaría ya que no le incumbía y siempre es mejor mantenerse lejos de cualquier cosa ilegal que no te traerá ningún beneficio. Pero entonces ¿Por qué permitían que anuncios como esos aparecieran en el periódico? ¿Significaba que los diarios se vendían a tan poco que aceptaban que cualquier persona pública en estos? ¿Qué pasaba si los denunciaba? ¿Y si todo salía mal? ¿Perdería a Minho para siempre? No, no y no. Esas preguntas rondaban por su cabeza porque, ilegales o no, Minho les pertenecía y aquí quienes estaban secuestrándolos, no él, ya que su pequeño Minho había nacido para estar a su lado; pero si Hyunjin no lograba demostrar que aquellos hombres aún seguían creando más de esos niños-gato, él quedaría como un gran mentiroso y estaba seguro de que con un buen dinero, aquellas personas rastrearían de donde fue la llamada de denuncia o cualquier tipo de queja. anónimo. Sí, bien, quizás estaba siendo paranoico o había visto demasiadas películas ¡Pero eran mafiosos! Y con los mafiosos nadie se mete, porque siempre uno termina mal.

Sin embargo ahí estaba, alistando todo para llevar a Minho a la casa de Jisung hasta que se le suceda algo mejor que hacer. No, corrección: Ahí estaba, abrazando a su mundo como si su vida dependiera de ese pequeño con orejitas y cola de gato, y de hecho, así era. Hyunjin no entendía si era debido a la mutación o alguna cosa en el ambiente, pero desde que vio a Minho, se podía decir que se enamoró instantáneamente de él, y en el momento en que lo hizo suyo, sintió esas chispas y ese mar de emociones en el estomago. Hyunjin jamás se había enamorado, jamás había creído en esas cosas de las medias naranjas o en las parejas que dicen aquel: Yo moriría si no estás a mi lado; pero ahora él estaba seguro de que lo que sentía por el minino era mucho más fuerte que cualquier palabrería de un poema, desde el más conocido, hasta el más barato. Minho era su mundo, y no lo perdería por nada, ni nadie.

—Te amo tanto, bebé —estrechó mejor al minino, sentándolo sobre sus piernas mientras entrelazaba sus dedos con los de Minho y lo atraía en un beso, un suave beso en el que ambos se sumergieron por varios segundos.

El ligero ronroneo del minino no tardó en hacerse presente, y tras una mordida, volvieron a besarse ahora de una forma más profunda. Hyunjin conocía de memoria cada rincón de la boca del gatito, él sabía hasta por qué zonas pasar su lengua para recibir un estremecimiento, sabía también dónde tocar para ganarse un jadeo, al igual que sabía dónde besar para llevar al menor al borde de la excitación. . Lo conocía, porque Minho era suyo, en tan poco tiempo, ya el chico de ojos verdes le había entregado su vida completa a Hyunjin, y este no le fallaría, porque él también le estaba entregando su alma, su cuerpo y su corazón a Minho. Tantas veces como él lo deseara.

•𝘕𝘦𝘬𝘰 𝘤𝘰𝘳𝘱𝘰𝘳𝘢𝘵𝘪𝘰𝘯 ʰʸᵘⁿʰᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora