Explorar, preguntar y correr eran sus mayores entretenimientos. Dixi y Pixi andaban por ahí. Las mamás les pedían que se quedaran cerca. Pero eran tan traviesos y desobedientes que se fueron a recorrer la isla. ¿Cómo que, en lugar de calles, hay ríos? ¿por qué no hay veredas?
Descubrían cosas maravillosas entre los troncos quemados. Uno era una cueva donde habitaban los monstruos que los obligaban a portarse mal. Querían pelear contra ellos, se armaron de espadas y de arcos y flechas con las ramas caídas. La negrura los envolvió en un hueco de un árbol tirado. Al final de un largo camino, encontraron una plataforma con una nave espacial. Un jadense z13 los esperaba con unos boletos en primera clase. En pocos segundos la nave partió para la galaxia Jades-GS-z13-o.
Desde la ventanilla vieron como los habitantes de la Tierra se movían con lentitud. Sus caras largas mostraban que hacía días que no dormían, tenían sed y hambre. Otros con rifles y revólveres defendían sus pocas pertenencias y los lugares donde poder pasar la noche. Algunos se dirigían a una inmensa población sometida. Observaban grandes lenguas de color naranja-rojo. En otra parte, un marrón resquebrajado, mostraba profundas grietas que dividían el planeta en dos. De pronto una nube gris cubrió toda la visión.
Dixi y Pixi miraban con susto y preocupación lo que sucedía en la Tierra. Ellos no estaban conscientes de los daños que se producían. Acostumbrados a dejar la basura tirada, a que el agua se derrame por la canilla abierta, a quemar los plásticos.
Cuando llegaron a la galaxia Jades-GS-z13-o, les dieron la bienvenida. Fueron amables, les pedían por favor y les daban las gracias por cada cosa que hacían. Los trataban con cariño, con una sonrisa. Dixi y Pixi estaban asombrados, El verde paisaje, las aguas cristalinas de los ríos y los arroyos. El sol los acariciaba. Aspiraban un aire puro que oxigenaba sus pulmones. Los animales eran libres, compartían los espacios con los Jadenses.
Ellos querían contagiar de esa amabilidad a los terrícolas. Entonces un Jadense les dió una caja, en ella encontrarían las recetas mágicas para salvar el planeta. Pero exigió que no las abriesen hasta aterrizar en la Tierra. De otro modo se desvanecerían las fórmulas y una fuerte pandemia devastaría a los habitantes muriendo de a miles.
Pixi que era muy curioso y no le gustaba que le digan que hacer, cuando el Jadense se fue. Abrió la caja.
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SALVAR AL PLANETA
Science FictionUnos niños muy curiosos , sin querer viajan a otra galaxia. Encuentran bondad, paz y amor