Una taza de té muy cara | Parte II |

Tres frentes

"¡Corre! ¡Omen no mires atrás! ¡Concéntrate y corre!". El sonido de las botas pesadas hacían eco por el lugar. De todas ellas contactando contra el duro suelo los agentes pudieron distinguir entre diez o quince pares de ellas. Estaban siendo perseguidos arduamente. Tal vez llevaban diez minutos o incluso cincuenta. En aquellos momentos de tensión donde la vida podía escaparse de las manos en una fracción de segundos, el tiempo, no era nada más que algo sin importancia. Sobrevivir en cambio, lo era todo, absolutamente todo.

Omen giró sobre sus pies, parándose un segundo, tan solo un momento para disparar. Retrasar el paso que casi los atrapaba. La mano enguantada que lo guiaba paró de la misma manera, tomando su hombro para hacerlo correr nuevamente.

"¡No te detengas! Omen, por favor!". La marcha continuó tediosamente hasta el punto en que el cansancio de Cypher pudo ser visible. Era natural cansarse y el centinela había cruzado el umbral del límite humano. "No debimos venir... No te detengas..." susurró entrecortadamente, asegurándose de obtener todo el oxígeno necesario como para mantener su ritmo, algo que con el paso del tiempo había reducido irremediablemente.

"Fue mi culpa Amir... Yo pedí esto. Hourglass... Quise saber más" Omen fue ahora la mano líder, aquella que aferraba la enguatada y tiraba de ella, acelerando una vez más un ritmo efímero. No podían seguir mucho más y era algo que ambos debían tener en cuenta.

Junto a las botas ahora vinieron los disparos. El silbido del aire que producían las balas hizo que el plan cambiase. Correr ahora no serviría de nada, seria un mero suicidio o un temporizador de vida mucho mas corto que el que tendrían si se escondían. "¡Por allí!". Los agentes se metieron en lo que parecía un edificio en ruinas, lo suficientemente viejo como para haber albergado vida y también muerte. El descanso que tuvieron sus pies fue un alivio a pesar de no sentir apenas las extremidades. El suelo polvoriento y arenado los acogió por un momento, dejándolos respirar y también oír. Los disparos habían cesado dando a pensar dos opciones. O bien los habían perdido de vista o estaban preparándose para entrar y abordarlos. Ambos agentes llegaron a la misma conclusión por separado, sin la necesidad de decir palabra. Suspiraron, aprovechando aquellos segundos o tal vez minutos que les quedaba de paz.

"No es solo tu culpa. Tengo mi parte de responsabilidad. Esta base... Tuve que haberme dado cuenta de lo bien vigilada que estaba..." dijo el vigía. Siendo normalmente el cerebro de las operaciones, un fallo como este en su información era vergonzoso, intolerable, un error inexcusable. Un error que los había puesto en peligro, que había puesto en peligro sobre todo a Omen. "Si solo hubiese pensado más en ello... Una hora más delante de la computadora" continuó recriminándose a sí mismo.

"Cypher...".

"Mi investigación no tuvo sentido... ¡Una base de Hourglass oculta! ¡Mucho más grande que las que ya habíamos visto! ¿Abandonada? Por favor, qué tontería... ¿Cómo pude caer en algo tan estúpido?". Hourglass había sido un problema muy presente en los últimos meses. Iso había ayudado mucho en un comienzo, ya sabían de la peligrosidad de esta organización y ahora que Valorant estaba en su punto de mira, debieron haber tenido mucho más cuidado. Sabían de la riadianita, sabían de Kingdom, sabían de Omen y ahora iban a por todos los implicados. Un nuevo frente abierto, una guerra a tres bandas que parecía que iba a terminar para ellos dos.

"Amir...".

"Si tan solo... Si tan solo hubiese sido me-". Unos labios interrumpieron el curso de esas palabras tan dañinas, aprisionando aquella voz en algún lugar muy lejano. Envolviendo su mente y pensamiento en una sola cosa, en él. Omen quería que Cypher parase de pensar, que se concentrase y volviese a ser él mismo. El miedo no solucionaba nada y la culpa tampoco, solo te hundía en lo más profundo de un pozo sin luz que te hace evitar ver la salida. El espectro soltó sus labios tras un rato en el que la respiración volvía a la normalidad.