09~ Hoy pasan los días...

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Dios mío, no sé ni en el día que vivo, estas últimas semanas estaban siendo una completa locura, creo que estamos a final de Marzo. El mes había pasado volando entre viajes de rodaje y trabajo en el estudio, sinceramente, sentía que no tenía vida social. Durante Marzo grabamos varios programas, entre ellos uno de mis favoritos, dedicado al Día de San Patricio. Viajamos hasta Irlanda, más concretamente a Dublín, para pasar ese gran día de fiesta y lo pasamos verdaderamente bien, llegamos con la resaca más grande la historia, pero aguantamos como valientes.

Dejando aparte la fiesta, Dublín era increíble, una gran ciudad con la esencia y lo acogedor de un pueblo, me había gustado tanto que prometí volver para unas vacaciones o incluso para trabajar y vivir. Lo primero que hice al volver a España fue proponer un programa integro de Irlanda y sus maravillas, porque nos quedamos sin ver muchas cosas.

Los días pasaban entre las grabaciones de más programas, la planificación de muchos otros y sin darme cuenta estábamos a mediados de Abril y eso, para el programa solo significaba una cosa, teníamos que preparar todo para grabar el programa sobre la Feria de Abril de Sevilla. Junto con la Romería de El Rocío, en Huelva, esta Feria era una de las más numerosas y por ello íbamos a hacer un programa de cada una. Solo de pensar que me iba a tener que poner un traje de flamenca me entraban las siete cosas.

La verdad, los trajes de flamenca me parecían preciosos y estilizaba el cuerpo de la mujer, pero yo con mis curvitas de carretera comarcal, no quería parecer una lechuga amarrada. Gracias a mis directores consiguieron que la mismísima Vicky Martín Berrocal me preparara un traje para tan especial evento. También tuve la enorme suerte de poder hablar con ella en una de sus visitas a Madrid, exponerle mis dudas, y en definitiva hablar de varios temas.

Pasamos el fin de semana en Sevilla y yo lucí mi espectacular traje de Vicky con toda la gracia que pude, en realidad el vestido lo merecía. Estaba decidida a que ella me sorprendiera y así lo hizo, desde el color hasta los accesorios me sorprendieron, como los regalos debajo del árbol el día de Reyes. Según ella yo era una mujer con garra, que pisaba fuerte el suelo por el que caminaba y eso se tenía que ver reflejado en mi vestido.

No tenía mangas y para disimular un poco mis brazos, esa parte estaba lleno de flecos en color crema, la parte de detrás se abría en un amplio escote, dejando un trozo de mi espalda al descubierto, según Vicky, tenía una buena estructura. El resto del vestido era de color coral y acertó de lleno. En la carta que encontré junto al traje decía que iba a ser rojo, pero sabía que era una chica tímida y que no me gustaba que se me viera venir, que ese tono de coral era menos escandaloso que el rojo pasión que tenía pensado para mí.

Esos días estuvimos con una agradable familia sevillana, que nos explicó los orígenes de la Feria. José, uno de sus miembros fue el que me enseñó a "bailar" sevillanas para la introducción, en la que salgo bailando con él y mi vestidazo, que utilicé el sábado de feria. La experiencia fue interesante, calurosa y agotadora. Con una invitación para el año siguiente, volvimos a casa y al trabajo en el Estudio 3.

- Tengo la sensación de que no trabajas aquí, Arielle-. Palas reía mientras yo, agotada llegaba al trabajo como una mañana más.

- Yo tengo la sensación de que nunca se acaba el día, hemos tenido unas semanas muy ajetreadas-. Nos puse el café.- Apenas hemos parado y yo lo estoy notando-. Me llevé una mano al cuello y lo moví para intentar relajarlo.

- A ver si puedo ayudarte-. Dijo mientras se levantaba y ponía sus tibias manos en mi cuello, para luego masajearlo.

- Creo que falté a esta clase-. Sonreí mientras me relajaba.

- Mmm... Arielle-. Palas me hablaba pero parecía muy, muy lejos de mí.- Estaba pensando que podíamos salir un día los dos a tomar algo, ¿qué te parece?

Aletargada con el relajante masaje y con más sueño que una vieja, respondí que sí a una pregunta que ni siquiera había escuchado, aunque en realidad viniendo de Palas no podía ser malo. En lo mejor de mi masaje me llegó un mensaje.

>> Arielle, soy Said. Estaré por Madrid unos días y prometimos vernos. Un saludo.

¿Said? ¿Quién demonios era Said y cómo había conseguido mi número? Miré la foto, siempre había tenido memoria fotográfica, a lo mejor así lo relacionaba en mi mente. Reí ante mi propio despiste... Said, claro.

<< Estaré encantada de que nos veamos, ¿te apetece mañana a la hora del aperitivo?

>> ¿Aún tendré que esperar más para poder verte?

Me quedé patidifusa, sabía que le había caído bien... pero tanto ¿cómo querer verme de inmediato?

>> Está bien. Mándame mañana la ubicación. Estoy deseando verte, Arielle.

Los ojos casi se me salieron de las órbitas y Palas notó la tensión de mi cuello y mis hombros bajo sus manos. Rápidamente volvió a masajearlos y yo pronto volví a estar en las nubes.

- ¡Vaya!-. La voz de Cristina llegó a nuestros oídos.- Desconocía está faceta tuya de masajista, Palas.

- Pues no sabes lo que te pierdes-. Comenté con los ojos aún cerrados.

- Exagerada-. Palas se apartó de detrás de mí, abrí los ojos y lo vi sentarse en su mesa.

- Te lo digo en serio Cris-. Nos agarramos del brazo como dos marujas y fuimos al baño.- Me ha dejado el cuello nuevo-. Reímos.

Eran casi las ocho y yo seguía en el Estudio junto con Palas y Cris, todos se habían ido ya. Nosotros estábamos terminando con unos contenidos para el siguiente programa, en unos días volaríamos a Valencia a hablar con el matrimonio que sobrevivió al atentado de Túnez.

Poco después de llegar a casa recibí una llamada de Noa, venía a cenar a casa con JD. Querían hablar de la boda, como siempre y de paso cenar conmigo y charlar. Llevábamos unas semanas sin vernos y es que verdaderamente no tenía tiempo libre, cuando pudiera iba a coger unas vacaciones muy largas. Como dice Manuel Carrasco en una de sus maravillosas canciones...

"Hoy pasan los días, como pasa el tren"

Arielle y los hombresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora