🦋; - En todas las vidas.

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El novio entra por la puerta que ante su presencia se abre de par en par, la oscuridad cae sobre él, está acostumbrado, encuentra cierta compañía en ella, hoy más que nunca. Los diversos gatos que rondan por la casa al ver a su dueño corren hacía él, viéndoles curioso, algunos frotando contra su pierna cariñosamente.

Los fríos ojos morados observan con vacío a sus queridas mascotas, da unos cuantos pasos, pero le es imposible seguir caminando y termina desplomado en la escalera de su elegante hogar, en difícil aguantar la presión que tiene en el pecho, la forma en la que arde y no le deja respirar, pareciera que todo el aire del mundo se agotó y sus pulmones desesperados por un poco de vida respiran frenéticos, una de sus manos aprieta su pecho, desesperado, buscando algún alivio al dolor que está sintiendo.

Y finalmente lo encuentra.

El llanto del rey es doloroso de escuchar, es patético, humillante y quema, al mismo tiempo alivia sus pulmones, da una bocanada de aire y tapa su boca, intentando acallar los sollozos que llenos de tristeza se le escapan de los labios, buscando alivio, buscando algún tipo de consuelo, pero muriendo en el silencio sin encontrarlo...

Sus lágrimas queman sobre su piel, recorren su rostro y se pierden, busca algún tipo de liberación, el llanto es lo único a lo que puede recurrir ahora, y lo odia, agradece al menos estar solo, odiaría que alguien le viera así...

No podía dejar que eso pasara, ya había tenido suficiente, habían visto todo de sí, lo habían humillado, habían jugando consigo, con sus sentimientos...

Rubén.

Su corazón arde en el recuerdo, días atrás, al pensar en el muchacho... Tan sólo podía pensar en todo lo que habían vivido juntos y cómo eso se perdería, había tomado muchas decisiones apresuradas, quizás decisiones egoístas, pensó en su momento que habían sido las correctas, estaba cansado de aquel juego... Del gato y el ratón, de jugar a quererse y luego olvidarlo, negarlo, quería algo seguro.

Lolito se lo ofrecía, realmente llegó a creer que Lolito era para él, que él le ayudaría a olvidarlo...

Sin embargo.

"Es un cerdo..." Susurra para sí mismo, las lágrimas caen por su rostro mientras mira sus manos, su voz está rota, su voz se escucha bajo aun en el silencio del castillo. "Eres un cerdo Rubius... Nunca... Nunca me quisiste"

Y aún así no puede evitar llegar a la conclusión más obvia para toda esta situación, él realmente no lo quiso, jamás lo quiso como Vegetta a él... ¿Rubén realmente estaba enamorado de Lolito? ¿O simplemente odiaba tanto a Vegetta que jamás lo dejaría ser feliz...?

Lolito, ¿cómo se pudo dejar manipular así?

Quizás era este el final que merecía, después de todo él usó a Lolito para poder olvidar a Rubén, él de verdad creyó que funcionaría, que las cosas saldrían bien... que los dos eran compatibles, que buscaban lo mismo, pero se equivocó...

Una vez más se equivocó.

Su cabeza le duele, pero nada comparado al terrible dolor que siente en el pecho, pareciera que alguien había roto realmente su corazón en dos, cerró los ojos, buscando consuelo en la inconsciencia, sin embargo...

En vez de eso, tan sólo pudo sentir un fuerte dolor en el pecho, la sensación de alguien diciéndole algo... confundido abrió los ojos en busca del intruso en su castillo, sin embargo, no se encontraba más allí, ese no era su castillo... Sus gatos no le miraban, ni siquiera se encontraba en su castillo, en vez de eso...

Vegetta, sentado en el suelo de su sala de cofres, observó su hogar, luminoso, tras las ventanas moradas un paraíso idílico, todo rodeado por murallas, ¿dónde demonios estaba?

Observó sus manos, en busca de alguna clase de respuesta, sin embargo nada llegó, ¿qué estaba haciendo allí? ¿por qué estaba vestido así?

Pequeñas gotas de agua cayeron sobre sus manos, se sorprendió por su propio dolor, llevó sus manos a su cara, sintiendo como las lágrimas caían lentamente por su rostro, a su lado su saco, arrugado y sucio... Y sobre él, dos anillos.

De pronto lo comprendió, por supuesto... Este era el día de su boda.

Su boda con Doblas.

La realización de los hechos fue lenta, el recuerdo de lo que ocurrió haciéndole sentir tan... solo. Triste, humillado.

Cierto, Doblas le dejó en el altar... Dijo que sólo lo hizo por el dinero, que fue su plan... Realmente él no lo quiso. Jamás lo quiso.

Que chiste de mal gusto, jamás creyó que las cosas se dieran así, sin embargo, por alguna razón, no estaba sorprendido, su corazón no parecía impactado, tan sólo muy dolido...

Como si esto ya hubiera pasado antes, o como si fuera esperable, pasó... y pasará.

Una y otra vez.

Porque Vegetta simplemente no está destinado a ser feliz, ni en este mundo, ni en ningún otro.

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⏰ Última actualización: Jun 04 ⏰

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