6- 𝒮ándalo.

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Tal y como habían acordado, Hyunjin les dio la hora de visita que acordó con el omega castaño, así que encendió el motor de su automóvil para volver a su apartamento. 

Félix despidió triste a Jisung

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Félix despidió triste a Jisung. Su cuerpo aún no le respondía lo suficiente para poder acompañarlo a la salida.

Jisung abrió la puerta y casi se dio de narices con el alfa.

Arrugó la frente retirándose de inmediato. Llevó aire a sus pulmones para darse el valor necesario para hablar.

—Por favor, cuídalo bien, él no tuvo la culpa de nada de esto, y tú lo sabes.

Eran las exactas mismas palabras con las que había concluido las condiciones de su visita. Sin embargo, Hyunjin no le respondió nada y solo le dejo marcharse.

Una vez solo, sus pasos se dirigieron a una única dirección.

—¿Comiste?— Preguntó en el marco de la puerta, cuidando no entrar al cuarto.

—Sí— Respondió a secas el pecoso sin querer dirigir su mirada a él.

—Bien.

Hubo un pequeño silencio.

Félix se tensó cuando lo sintió dar pasos a su dirección.

—No te voy a hacer daño— Dijo al ver su reacción  —Si fuera así, no te hubiera traído aquí— Aseguró el pelinegro tomando la toalla húmeda de la cama —Además, tienes mi marca, lo que sea que te pase podré sentirlo, supongo que ya te habrás dado cuenta de que lo mismo pasa contigo.

El rubio, confuso, trató de saber si aquello era verdad, pero de su parte no sentía nada.

—Yo puedo hacerlo solo— Exclamó, y por el temor, no había podido controlar su tono de voz, pero al sentir al pelinegro secarle el cabello con la toalla se sintió terriblemente inquieto.

—Apenas y puedes sostener una cuchara— Contestó Hyunjin haciendo movimientos lentos en su cabeza, casi como una suave caricia —Además, tendremos que acostumbrarnos a la presencia del otro. Estaremos juntos las 24 horas y en verdad necesito que te recuperes rápido.

Félix solo mantenía la cabeza baja. 

"Miedo" Resonó el ladrido de su lobo en su cabeza obviamente exigiéndole que hiciera algo. Suspiró bajo e hizo lo único que sabía. Liberó feromonas.

Entre el movimiento suave sobre su cabello, la calidez del cuarto y esa extraña nube de confort que parecía venir del pelinegro, sus parpados comenzaron a pesar, hasta que se quedó dormido sin saberlo.

La cabecita del rubio paso suavemente de sus manos a su pecho.

De inmediato su lobo se sentó y comenzó a mover frenéticamente la cola.

"No, no, no. Te lo dije, no te acostumbres, este chico no se quedará mucho" Le aclaró mientras acomodaba al pecoso en la cama.

"Nuestro omega" Le reclamó en un gruñido.

Omega a medias [Hyunlix] (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora