Alguna vez alguien me dijo que no debía confiar en desconocidos pues podría ser peligroso, pero, honestamente, el peligro siempre fue irrelevante para mi. Cuando tus padres se dedican a hacer negocios clandestinos siempre debes estar preparada para lo peor.¿Pero como le explicas eso a una adolescente de 15 años a la que su única preocupación es que ropa usará en el instituto?
Por aquel entonces yo era una joven inocente e ilusa, que no media la maldad en las personas pues no la conocía en todo su esplendor. Pero todo eso cambió aquel fatídico día.* * * *
—vega, cariño, ¿podrias ayudarme con las verduras?
—si, mami—dije al momento que salte del sillon en el que estaba acomodada y me incorpore a toda prisa acomodando mi vestido.
Una elegante mujer me esperaba sonriente en una enorme y deslumbrante cocina. Vestida con un vestido de cóctel rosa y unos tacones bajos y de color plateado. se veía hermosa. con su larga melena dorada y su delicado e impecable rostro, parecia una modelo de revista.
Corri hacia la cocina entusiasmada de ayudar en algo. Mi madre me tendió una tabla y un cuchillo que reposaban sobre la enorme mesa.
—solo pica las que están por alla,¿si?—dijo señalando a un lugar especifico en la cocina.
—si
Siempre habíamos tenido servidumbre para cada tarea de casa, pero los domingos nos pasábamos las dos juntas en la cocina todo el día, era como nuestro día de madre e hija y para mi era el momento mas feliz de la semana, pues mis padres se ausentaban del trabajo para cenar como lo haria cualquier familia.
Comencé a pícar lentamente lo vegetales, mientras, una música sonaba en una vieja radio que estaba arriba de la isla, era la cancion favorita de mi madre la que podia escuchar. me habia contado mil historias sobre esa melodia y con el tiempo se habia vuelto agradable para mí también.
Centre mi vista en los vegetales. Mis cortes no eran los mejores, pues mis delgadas manos no eran muy precisas y no tenía mucha experiencia cocinando.
—te ves muy linda hoy cielo—volví la mirada hacia ella y la note sonriente—sacaste los ojos y el cabello de tu padre. ¿Ya te he contado como nos conocimos?
—me lo has contado cientos de veces mama—dije con una enorme sonrisa.
—¡si, pero no puedo evitarlo!¡eres tan guapa como el!—exclamo divertida y sonriente.
Amaba verla sonreír, sus perfectos dientes blancos y el sonido de sus risas eran perfectos al estar convidados.
—tu también eres muy guapa, mama—alegue.
—eso lo se—fingió arrogancia.
Comenze a reír por la extrañeza de sus gestos y ella pareció contagiada por mis risas.
Mi cabello castaño caía sobre mis delgados hombros, sostenido por una diadema blanca que me había obsequiado mi padre en mi cumpleaños número 14. Traté de acomodarlo cuando un ruido llamó mi atención y la de mi madre.
Toc. Toc. Toc. Fueron exactamente 3 golpes a la puerta.
—vega, mira por la ventana antes de abrir—ordenó mi madre, y note que su sonrisa se desvaneció al instante como si hubiese visto un fantasma.
Camine hacia la puerta de salida y me acerque al gran ventanal de cristal que había a un costado de esta.
Sonreí al pensar que tal vez era mi padre, que nos esperaba detrás de la puerta con regalos de sus constantes viajes como ya era costumbre y me pregunté qué podía haber traído ahora.
—¿es papa?—pregunto ella mientras entre salía de la cocina.
—no—dije al correr las blancas cortinas y observar a tres hombres con gabardinas negras afuera de casa bajo la espesa nieve—son tres hombres. mami,¿esperas visitas?
—vega...vega aléjate de la puerta—volteé y vi la cara de horror de mi madre—¡vega!¡aléjate de la puerta!—ordenó desesperada.
Retrocedi un paso, algo confundida por la expresión de mi madre al momento que un fuerte golpe sonó detrás de mi llamando por completo mi atención. Todo fue tan rápido que no me dio tiempo de asimilarlo.
La puerta blanca de la casa se rompió gracias a una patada que uno de los hombres le propino y al instante cayeron unos grandes pedazos de madera al suelo, haciendo que mis ojos se abrieran de par en par. Una gran mano enguantada entro por el orificio que dejo la patada y giro la perilla. Rápidamente entraron los tres desconocidos junto con una ventisca helada.
—¡¡vega!!¡corre vega!¡corre y no volteés!—el grito de horror de mi madre me hizo reaccionar y trate de huir pero uno de ellos tomó mi brazo y me jalo con brusquedad antes de siquiera intentarlo.
—llevatela—ordeno una voz grave al otro lado de la estancia mientras unas gruesas lágrimas de confusión y miedo empezaban a acumularse en mis ojos marrones.
—¡sueltenla!¡ella no ha hecho nada!¡es solo una niña!
Mi madre forcejeaba mientras dos de los hombres la inmobilizaban.
—¡mamá!¡mamá, tengo miedo!—grite frustrada mientras trataba de safarme del fuerte agarre en mi brazo.
derrepente un fuerte golpe en la mejilla me hizo callar, los oídos empezaron a sumbarme y mi vista se torno borrosa por el impacto.
—¡cállate de una maldita vez!—ordeno el sujeto que sostenía mi delgado brazo mientras me arrastraba a la salida poniendo mucha presión en el agarre.
—¡sueltala!¡por favor!¡todo es culpa de sebastian!¡ella no tiene nada que ver!—mi madre lloraba impotente y desesperada mientras trataba de escapar.
—¿que hacemos con ella?—dijo otro de los hombres que apenas entraba por la puerta.
—lo sabes perfectamente—al decir eso el hombre saco una arma de su gabardina negra y un fuerte estruendo se adueñó de toda la casa.
Mi piel se erizo al oír el impacto de una bala, pues lo había escuchado muchas veces a lo largo de mi vida. Mi corazón empezó a latir desesperado. Comencé a temblar. las lágrimas caían sin mi consentimiento y mis piernas cedieron de repente haciendome caer al suelo. Sentí el hermoso terciopelo de la alfombra que adornaba la sala aquella noche. La alfombra favorita de mi madre, cosa que no duró mucho pues el hombre que me sostenía me levanto rápida y bruscamente regresandome a la realidad.
—¡¡no!!¡mamá!—grite con todas mis fuerzas antes de que un golpe en la nuca oscureciera mi vista.
Y lo único que pude ver antes de desmayarme fue el cuerpo inerte de mi madre siendo arrastrado por uno de los hombres, Dejando un rastro carmesí a su paso.
¿que donde estaba mi padre? No lo sé y no quiero saberlo jamas. Pues aquel día no solo perdi a mi madre sino que sin saberlo fui vendida a la maldad en carne viva: máximo moretti.
Y no estaba preparada para la pesadilla en la que se convertiría mi vida.
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Romancealguna vez alguien me dijo que no debía confiar en desconocidos, yo decidi no obedecer y fue mi perdición, una hermosa perdición de ojos grises y astutos, con una sonrisa encantadora pero una mirada oscura y penetrante. un sueño que también podía se...