La primavera volvió con nuevas y hermosas flores que me hacen reír, que desprenden un aroma maravilloso y que no tienen espinas. Y aunque me daba miedo verlas crecer lentamente en mi patio, las seguí regando, y seguí motivándome a dejarlas echar raíces como aquellas que se marchitaron hacia varias estaciones y que sucumbieron a la tempestad de los climas.
Fantasmas vuelan en mi cabeza, seguramente quieren sabotear el hecho de que volví a ser feliz, pero no dejo que ganen la batalla, aunque los deja vus están siempre al asecho.
No soy buena cuidando flores, o en general cualquier tipo de planta, cualquiera que tenga dos ojos podría darse cuenta, pero hice lo que pude para salvar mis favoritas, y me sorprendí cuando empezaron a crecer mágicamente otras cuantas cerca de las antiguas, no remplazándolas claro, porque cada flor y tallo tenía su lugar en mi jardín, pero dios que bellas lucían todas en armonía, y que paz y felicidad traían a mi vida.
No todas lograron coexistir, me temo admitir, pero no necesite nunca de muchas flores que presumir, solo las necesarias que me dieran oxígeno y una razón para vivir. Mi flores me necesitan, aún las que no plante yo, porque todas me cuidan y creo que les he llegado a desarrollar amor.
Es curioso como hace un año batallaba porque la entrada del verano no se llevará a mi narciso a pesar de que era su mejor estación, aún cuando su raíz ya estaba muerta y sus pétalos caídos, junto al resto de plaga que y creció a su alrededor y que eventualmente tuve que arrancar. Ahora disfruto de la vista que me da mi jardín multicolor, quizá no sea estético, quizá no sean las mejores flores de la estación, pero todas han crecido con gran esmero y dosis generosas de cariño y amor.
Y vaya que el verano esta vez ha sido generoso trayéndome obsequios, pues creo que comienza a florecer ya un nuevo narciso, uno completamente distinto al anterior, y a su lado un tulipán precioso que llevo cultivando hace algunos meses.
Las estaciones seguirán cambiando, y quizá mis flores también, pero las importantes prevalecerán manteniendo nuestro gran acuerdo. Ellas prometiéndome oxígeno, y yo dándoles a cambio CO2, además de mi incondicional amor.
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El inesperado regreso de June
PoetryEl proceso es largo, pero el arcoíris siempre vuelve a brillar.