Experimentos del horror

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En poco tiempo, nos reunimos de nuevo en el amplio vestíbulo de la biblioteca, un espacio imponente adornado con columnas de mármol y arañas de cristal que arrojaban destellos de luz sobre nuestros rostros tensos. El ambiente era cargado, como si cada uno de nosotros llevara un peso invisible sobre los hombros. Formamos un círculo apretado, ansiosos por compartir nuestros hallazgos y desentrañar los hilos de esta intrincada madeja de misterios.

Saqué una página fotocopiada del libro que había encontrado y la extendí frente a nosotros, junto a la fotografía desgastada que había captado mi atención. El retrato en blanco y negro mostraba el inicio de una construcción, con un cartel en una esquina que anunciaba: "Próximamente orfanato Dolce Rifugio dei Bambini".

—Aquí dice que la construcción del orfanato comenzó hace 34 años —expliqué, señalando la leyenda debajo de la imagen.

La foto revelaba un edificio inacabado, con una dirección escrita en un rincón. Niccolò se inclinó hacia adelante, estudiando los detalles con ojos entornados.

—Por fin tenemos una dirección —murmuró, su voz cargada de alivio—. Buen trabajo.

—Eso es justo en las afueras de la ciudad —agregó Thoma, reconociendo la ubicación.

Subaru asintió lentamente, asimilando la información.

—Ahora sabemos que el orfanato no estuvo en pie mucho tiempo... Más o menos, 12 años.

Un silencio cargado se instaló entre nosotros, cada uno sumido en sus propios pensamientos. De repente, Thoma hizo un gesto para que nos acercáramos más, miró por encima de su hombro para asegurarse de que no había nadie cerca y habló en voz baja:

—Creo que sé por qué. Escuchad. Tengo este detalle de Geddit. Es uno de los sitios web bloqueados por la ciudad, pero me las arreglé para investigarlo de alguna manera.

Nos inclinamos hacia adelante, ansiosos por escuchar lo que había descubierto.

—¿Qué has encontrado? —preguntó Niccolò, su voz teñida de urgencia.

—Hay todo un hilo de teorías conspirativas sobre ese orfanato —Thoma hizo una pausa dramática—. El que publicó la noticia afirma que el orfanato era una fachada para realizar experimentos con seres humanos.

Contuve la respiración, sintiendo un escalofrío recorrer mi espina dorsal ante la gravedad de esas palabras.

—Eso es enfermizo, ¿verdad? —Thoma también parecía tener dificultades para creerlo—. Y algunas personas afirmaron que pueden oír gritos dentro del recinto.

Thoma se sentó en uno de los sillones cercanos y exhaló un profundo suspiro. Nos miramos los unos a los otros, nuestras expresiones reflejando una mezcla de incredulidad y temor.

—¿Experimentos humanos? —pregunté en voz baja, como si pronunciar esas palabras en voz alta las hiciera más reales.

—Es como algo salido de una película —comentó Subaru, sacudiendo la cabeza con escepticismo.

¿En serio? Primero juegos, ahora películas...

He empezado a notar que no se toma en serio esto.

—No es realista, pero nada de lo que nos ha ocurrido tiene sentido —Subaru se cruzó de brazos, su mirada desafiante—. En este punto, todo es posible.

—¿Realmente piensas eso? —Thoma lo miró con incredulidad.

Subaru asintió con firmeza.

—En este punto, todo es posible.

Pesadillas NocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora