✰- Un baile real se acerca a Muy Muy Lejano, para darle una cálida bienvenida a la temporada invernal en el reino, el Rey Arturo como siempre es el espíritu de la fiesta, pero esta será una ocasión un poco diferente, ya que una invitada muy especial...
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En el corazón del reino, en medio de las montañas cubiertas de nieve y la niebla fría, el pueblo de Muy Muy Lejano se había estado preparando para el baile anual de invierno que se celebraría en unas pocas horas.
Era la tarde del 29 de noviembre, todos los ciudadanos fueron invitados al castillo para ayudar con la decoración, incluso la pandilla de villanos, quienes estaban muy agradecidos con el Rey Arturo por otorgarles derechos para formar de parte de la ciudad de Muy Muy Lejano, así que lo mínimo que podían hacer para mostrar su agradecimiento era brindar apoyo y ayuda.
El salón de baile era un espectáculo de opulencia, adornado con relucientes esculturas de hielo y luces parpadeantes que se reflejaban en los candelabros de cristal. El elemento central era un gran candelabro de araña, que eclipsaba la belleza de los demás alrededor, suspendido en techo y abovedado como una cascada helada que caía en una sinfonía de cristal y luz. Cada faceta del candelabro captaba y refractaba el brillo de la luz parpadeante de las velas.
Los invitados serían recibidos por un majestuoso arco, tallado con patrones de escarcha y adornado con racimos de brillantes diamantes y delicado cristal. Arco que conducía a una espaciosa pista de baile, pulida como un espejo.
El Rey Arturo Pendragon [llamado Artie por sus amigos cercanos y familiares] como cada año inspeccionaba la decoración de la habitación, se sorprendió de cómo había cambiado la improvisación en la decoración.
A lo lejos logró ver al Capitán Garfio a punto de caer de una escalera, pues era él quien estaba colocando unas púas de hielo en el techo.
Arturo se apresuró a ayudar a Garfio a no caerse de la escalera.
— Gracias — Le escuchó decir el rey.
— No hay problema — Respondió Arturo, Garfio no se dio cuenta de quién era hasta que miró hacia abajo.
— ¡Ey! ¿Cómo has estado muchacho? — Garfio le preguntó amablemente al chico rubio, bajando para que pudieran hablar mejor. — No te he visto desde el Festival de Primavera.
— He estado bastante bien, ¿Y tú? — Preguntó el chico.
— Bueno, será difícil decirlo, pero creo que estoy llegando a una edad en la que no puedo hacer mucho. — dijo el hombre mientras doblaba la espalda.
— ¡Deberías dejar tu trabajo, viejo! — Gritó la Reina Malvada detrás de él, mientras ayudaba a mover las mesas a sus lugares asignados.
— ¡Argh! ¡Anda a callar, Reina! — Garfio gritó en respuesta, toda la pandilla de villanos comenzó a reír, tal vez era su manera de llevarse bien. — En fin chico, ¿Cómo va tu trabajo como rey? Difícil, ¿no? — Preguntó de nuevo.
— Sí, el trabajo en el palacio ha sido bastante duro para mí durante este último mes — dijo Arthur rascándose el cuello. — Pero está bien después de todo
