Cutty Flam [Franky] ~{ONE SHOTS}~

Mujerón

¿Saben aquella expresión que se usa cuando aquella mujer parece ser más que una mujer? ¿Cuándo ella dobla los brazos con la fuerza de un hombre pero baila con la sencillez del vuelo de una polilla? Sí, eso era ella, un mujerón.

Era fuerte, disciplinada, y lo mejor de todo es que batallaba solo con sus manos siendo capaz de matar con ellas. Aquella mirada fija que desconcertaba a algunos y ponía nerviosos a otros sí funcionaba en él; pero de manera diferente.

-Me derrites, ma'-

-¿Quién? ¿Yo?- Ríes volteando en su dirección.
-¿A cuantos grados?- Carcajeas dándole un puño amistoso en el hombro; la verdad, es que no tenías ni idea de cómo coquetear Almenos no cuando no hay ninguna confianza íntima.

-Muchos...- Pudiste ver algo de humo salir de sus orejas a la par que se podía rojo de las mejillas. Volviste a reír, de verdad que ese hombre era de tu agrado.

-Tonto- Le das dos palmadas en la mejilla y regresas a amarrar bien el ancla en su lugar.

-T/N-

-¿Sí?- Volteas en dirección a Zoro, que estaba sudado a causa de su entrenamiento.

-¿Otra ronda?-

-¿No te cansas?- Vas en su dirección para posicionarte lista para una lucha de fuerza. Sí, esto era común en diversas horas del día. A Franky le gustaba observar, debía admitirlo, pero quizás le gustaba un poco con demasiado...

-Mierda- Decidió marcharse antes de dar una escena más amplia que aquella vez en Water 7. Verlo desnudo no era problema para nadie, pero sin duda verlo con algo asomándose no era la mejor idea para pasar el rato. Obtaba por marcharse y resolverlo aparte antes de traumar al pobre Chopper con su anatomía Cyborg.

Pero los días pasaban y ya no era muy soportable tener que esconderse cada vez que terminaba una interacción con tu persona. Era cansado, molestoso y agotador; cada ves que terminaba parecía que su humanidad escapaba en grandes cantidades de hormonas que solo encendían más su poca carne

-¿Ocupado?- Cuestionas recostada en una puerta de su taller. Vaya que eras un mujerón, eras todo lo bello y hermoso que una mujer grande pudiera tener. Vestías vestidos largos que poco cubrían los muslos ya que no era de tu agrado el poco aire en tu cuerpo, provenías de una isla fresca y templada a la que no te podías des-acostunbrar, así que tus piezas de ropa eran ligeras y abiertas, verte pelear con ellas solo era la mejor parte de su vida como pirata.

No, no. Estoy libre-. Se distanció de la mesa con un empujón suave de su silla de ruedas.

-Bien, porque..., deseaba hablar contigo-.

-Está bien, ¿hay algún problema?-

¿Había sido descubierto?

-¿Crees que la mesa me aguante?- Sonreíste señalando a la mesa justo frente a él. Asintió a tu respuesta y te invitó a sentarte en ella. Una vez estabas posicionada frente a él no pudo evitar tragar pesado, empezaba a hacer calor, y mucho.
-Bueno..., nos conocemos hace ya muchos meses, ¿no?-

-Eh..., ¿si?-

-Bueno, pues, llevaba un tiempo pensando en... ¿Te puedes acercar un poco?- Se interrumpió a sí misma.

-Claro- Se acercó torpemente hacia tí, intentando evitar por completo el hecho de que tus muslos estaban totalmente expuestos, pero fue peor cuando pusiste tus pies en los bordes de su silla, dejándolo sin escapatoria a sus deseos de tocar tus piernas.

-Ya, pues, quería hablarte de algunas cosas, ya sabes que somos amigos y eso-

-Mhm- Tragó pesado, queriendo resistir cualquier tentación.