Capítulo 19 ~ Inquietud

219 20 30
                                    

Pero ¿qué demonios es el amor sin dolor, sin sufrir?


Al día siguiente, cuando Eren despertó, no dudó en ir a tomar un baño, tenía planes de pasar un rato por al albergue de animales rescatados, ya que el día anterior había soñado con un par de ojos color chocolate, los que pertenecían a un can que sin duda había atravesado por momentos difíciles y se encontraba en camino de volver a tender un lazo de confianza con las mismas personas que le habían fallado una vez.

Cuando iba de camino, observó que la puerta de la habitación de Jean se encontraba entreabierta, no era entrometido, pero le llamó la atención verlo de espaldas a la puerta y con un lienzo frente a él mientras pintaba algo o mejor dicho, a alguien.

El cuerpo se le tensó cuando descubrió a la persona que él se encontraba pintando, sin duda la podría reconocer entre miles de personas, después de todo había memorizado muy bien el contorno de su rostro, de su nariz, de sus ojos, de su boca.

"¿Por qué Jean se encontraba pintando a Mikasa?"

Aquella era la pregunta que no lo dejó en paz cuando entró al cuarto de baño, menos cuando llegó al albergue aunque su mente se distrajo un rato intentando que Cilindro, por lo menos, se dejara acariciar la cabeza, pero siguió preguntándose lo mismo cuando terminó por llegar al lugar menos esperado, que no tenía planeado, pero la única respuesta a la que había llegado, no le terminó de gustar; sin embargo, antes debía resolver sus propias cuestiones.

Cuando Zeke abrió la puerta, elevó las cejas al encontrarse cara a cara con su hermano, algo inusual ya que, por lo general, debía convencerlo con varios días de anticipación para que se pasara por su departamento, nunca lo hacía voluntariamente a menos que tuviera un problema...

—Sea lo que sea, parece importante.—Señaló con el pulgar por encima de su hombro—. Pasa.

Eren tenía los hombros tensos cuando pasó por su lado, hasta que cayó en cuenta de algo, algo que lo hizo detenerse abruptamente.

—Espera, este no es el lugar al que planeaba venir—farfulló con el entrecejo fruncido, luego se pasó una mano por el rostro.

Zeke rio por lo bajo.

—Qué coincidencia, lo mismo dijiste hace unos años cuando te saliste de la casa de nuestros padres y no supiste a dónde ir.—Le colocó una mano sobre el hombro y apretó ligeramente—. Pasa.

Eren miró a su hermano, comprendiendo a lo que se refería con sus palabras, lo que implicaba, así que no hizo más protestas y entró.

—¿Cómo está Kaya?—preguntó cuando se dejó caer sobre el sofá beige y miraba como Zeke se dirigía a la cocina—. Después de la desastrosa cena de fin de año, no he tenido el coraje de volver a pasarme a verla.

—Está bien—respondió Zeke desde la cocina y al poco tiempo volvió cargando dos tazas de café—. Preguntando por ti como de costumbre, pero seguro que sobrevivirá a tú ausencia algunos meses más.

Eren maldijo por lo bajo luego de aceptar la taza de café. La relación con su familia siempre fue complicada, pero su hermana era una clara excepción, una por la cual estaba dispuesto a derribar hasta la montaña más alta del mundo.

—Y bien, pequeño Eren, ¿cuál es el problema que sin querer te terminó trayendo por aquí, directo a tu hermano mayor?—Zeke se sentó en el sofá frente a él y cruzó una pierna, luego le dio un sorbo a su taza y lo miró por encima de esta.

—No me llames así.—Arrugó la nariz en su dirección, pero al final suspiró antes de hablar—: No sé porqué estoy aquí y mucho menos queriendo hablar de esto contigo, pero se trata de una mujer.

SIMBIOSIS | EreMika AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora