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Mi corazón late a mil cada vez que te acercas.
Mis manos tiemblan.
Me siento ansioso.
Intento calmarme mientras contengo la respiración.
Sabes, he intentado decirlo un millón de veces;
en mi mente todo parece ser diferente.
Lo he ideado una y otra vez.
Nunca me atrevo.
Huyo del rechazo.
Huyo de mis efímeros pensamientos.

Los segundos parecen ser eternos una vez que mi mirada descansa en sus hombros,
no lo suficiente para que este momento no culmine como recuerdos fugaces.

Mi alma se siente como un ave que le han arrebatado sus alas.
Ave que ha extraviado por completo su libertad.
Ave que no logra emanar su canto,
y se encuentra pérdida en una eterna soledad.

Ahogado En Soledad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora