En un mundo donde lo imposible se vuelve realidad, dos almas destinadas a encontrarse se cruzaron en el momento menos esperado.
Louise, una joven maga de cabello rosa, caminaba por los pasillos de la Academia de Magia de Tristain. Con la cabeza llena de preocupaciones sobre su próximo hechizo, chocó accidentalmente con alguien y cayó al suelo.
"Eh, ten más cuidado", murmuró una voz serena y profunda. Louise levantó la mirada y se encontró con los ojos azules de un chico de cabello rubio, Shu Sakamaki.
"Oh, lo siento mucho", se disculpó Louise, levantándose apresuradamente y sacudiendo su falda. "Estaba distraída".
Shu la observó en silencio por un momento, intrigado por su belleza única y su aura mágica. "¿Estás bien?", preguntó finalmente.
Louise asintió, sonrojada por la atención del apuesto desconocido. "Sí, estoy bien. Gracias por preguntar".
A partir de ese momento, sus encuentros se volvieron más frecuentes. Shu se encontraba a menudo en los lugares donde Louise practicaba magia, observándola con interés mientras ella perfeccionaba sus hechizos.
Con el tiempo, las conversaciones casuales se convirtieron en confesiones íntimas. Louise compartió sus sueños de convertirse en una maga poderosa, mientras que Shu reveló sus propias luchas y aspiraciones.
Una noche, bajo el resplandor de la luna llena, se encontraron en un jardín secreto. Con el corazón latiendo con fuerza, Shu tomó la mano de Louise y la miró a los ojos.
"Louise, desde el momento en que te conocí, supe que eras especial", dijo con voz suave pero firme. "Has encendido una llama en mi corazón que nunca pensé que volvería a arder".
Louise sintió una cálida oleada de emoción recorrer su cuerpo mientras miraba a los ojos azules de Shu. "Shu, contigo he descubierto un mundo completamente nuevo. Eres mi luz en la oscuridad, mi guía en la tormenta".
Y así, en ese mágico jardín, dos almas destinadas se unieron en un amor eterno. Con cada beso bajo la luz de la luna, su vínculo se fortaleció, demostrando que incluso en un mundo de magia y misterio, el amor verdadero siempre encuentra su camino.
~Fin~