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Al abrir los ojos, su vista se quedó clavada en el techo de la habitación; la canguro se frotó con cuidado los párpados mientras trataba de que su visión se tornara más clara, cuando había terminado de hacer esa acción, comenzó a pestañar rápidamente, para después estirar sus brazos y piernas. Luego empezó a observar con detenimiento la sala, no es que fuera necesario, pero era costumbre para ella hacer eso todas las mañanas y noches, al parecer todo se encontraba completamente normal, sin embargo no tardó mucho tiempo en darse cuenta que había otra presencia acompañándola dentro de la habitación. Se sobresaltó un poco al observar que se trataba del bufón, quien se encontraba abrazando sus piernas mientras tenía la cabeza incomodamente recargada sobre la pared de ladrillos compuesta de tonos índigos y morados impar; Bouncelia no lo dudó ni dos veces y se levantó de su trono, acercándose con pasos apresurados pero intentando hacer el mínimo ruido hasta llegar a donde "descansaba" Bittergiggle.

Se agachó lo más que pudo hasta la altura del bufón, al parecer había estado llorando para posteriormente haber caído dormido en una posición que hasta ella podría describir como "nada apta para dormir". Sintió pena por el de dos colores; tenía una idea del porqué de su estado, sin embargo era muy poco probable; algo dentro de ella le hizo sentir la necesidad de abrazarlo, pero era mejor no despertarlo y esperar a que el solo lo hiciera.

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La noche anterior, un bufón subía las escaleras conectadas con la sala del trono; su rostro era decorado por una expresión que parecía una mezcla de alivio y miedo, el corazón "casi que se le subía a la garganta", apretandose el pecho con tanta fuerza hasta el punto de casi encajar sus dedos sobre su ropa. Intentaba mantenerse en silencio, ya que los sollozos luchaban por salir de su garganta y le hacían sentir un nudo que le rogaba por ser deshecho.

Cuando llegó a su destino, observó como la reina dormía, emanando un aura de tranquilidad y comodidad; la mirada de Bittergiggle se relajó levemente, aún haciendo todo lo posible por no caer rendido ante su retenido llanto, dio varios pasos hacia una esquina de la habitación y procedió a sentarse sobre el suelo. Sin quitar la mirada de Bouncelia, sus lágrimas comenzaron a asomarse para después empezar a acariciar sus mejillas, dejando varias líneas de un verde cían sobre ellas; hundió el rostro sobre sus brazos, tratando de silenciar lo más que podía esos sollozos.

-No te preocupes, ya todo está... bien.- susurró para si mismo. -Nunca..., no quiero, me niego a ir.- fue lo último que salió de él esa noche, para luego de unos minutos, cerrar fuertemente los ojos y abrazar sus piernas, en busca de calidez.

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Ya eran las 11:24 de la mañana, dos idiotas se encontraban parados frente la reina canguro, quien tenía un semblante serio pero con cierta preocupación dirigida al bicolor. El Sheriff se encontraba algo confundido ante tanto silencio que llenaba a la habitación.

-¿Sucedió algo anoche?- exclamó con ese típico tono de voz que la caracteriza, logrando tomar por sorpresa a ambos presentes. -Me disculpo si la pregunta fue demasiado repentina para los dos, en verdad necesito una respuesta.- dirigió su mirada al bufón. -Te hubiera preguntado antes, pero no quería despertarte, además, parecía como su hubieras...llorado.- notó que el bufón intentó detener su hablar, sacudiendo su mano verde con desesperación.

El sapo volteo a ver a Bittergiggle con el ceño fruncido y molestia plasmada sobre su rostro, comprendiendo que el contrario le había mentido la noche anterior, o algo así. Si se encontraba en la sala del trono junto a la reina, pero no la estaba vigilando ni mucho menos protegiendo.

-No sucedió nada, su majestad.- finalmente había contestado el bufón, fingiendo que no se había dado cuenta de que el Sheriff Toadster lo estaba observando. -Se supone que anoche yo debí vigilar de usted, pero terminé cayendo dormido mientras recordaba varias cosas..., cosas del pasado,- suspiró con nostalgia algo fingida.- tan buenos recuerdos del pasado.

•【 El sapo y el bufón 】Un reino, dos idiotas •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora