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No tenía escapatoria y la mirada de sus captoras prometía impensables torturas si siquiera hacía el intento de huir. En especial la de cabello corto y marcas moradas en sus mejillas. Siempre supo que detrás de esa cara angelical había un ser malvado oculto, buscando el momento correcto para...

—¿En qué piensas?— la voz curiosa de Kurenai lo hizo salir de sus pensamientos y notar que se había acabado la conversación sobre el regreso de la ex alumna de Biwako Sarutobi. Shizune se había ido de la aldea con permiso del tercer Hokage para ser aprendiz de Tsunade y acababa de volver.

—En el clima— respondió sonriendo un poco ante la mirada extrañada que recibió.

En todo el camino sus brazos no fueron liberados del agarre de ambas chicas y Gai parloteaba con ellas sobre la única estudiante de Tsunade Senju a pesar de que Kakashi estaba seguro que no debía recordar de quién estaban hablando realmente.

En algún momento se perdió en sus pensamientos no interesado en hablar sobre alguien que realmente no conocía y, aunque sí estaba siendo sujetado, podría haberse zafado de sus agarres con facilidad. Pero se dejó llevar por Rin y Kurenai fingiendo que no tenía forma de zafarse porque eso pareció darles seguridad a las chicas para relajarse.

Y cuando llegaron al sector donde estaban las casas de té y tiendas relacionadas ellas se encargaron de prácticamente arrastrarlo hacia una tienda donde reconocieron la voz de Genma y Ebisu. Y ya dentro vieron que ese par estaba con un Jonin que Kakashi reconoció como Raido Namiashi.

—¿Lo secuestraron o qué?— dijo divertido Genma y luego sonrió moviendo el senbon en su boca.

—Es una medida de precaución— dijo Rin sonriendo antes de acercarse a la mesa donde se encontraban y obligarlo a sentarse entre ella y Genma mientras que Kurenai fue hacia el otro lado para estar junto a Raido.

Kurenai comenzó de inmediato una conversación en voz baja que todos fingieron no escuchar. No se había tomado bien la partida de Asuma y solo recibía noticias suyas por medio de Raido.

Gai por su parte decidió sentarse en el lugar que quedaba junto a Rin y el pasillo haciendo que todos se amontonaran y que Genma se quejara por quedar aprisionado contra la pared.

—Así que sigues con vida Kakashi— ante el comentario rodó los ojos, solo fueron unos meses.

—Podrías haberle mandado aunque sea una nota mal escrita a Obito, nos dió vergüenza ajena verlo lloriquear por tu paradero.— habló Ebisu dejando su té en la mesa y alcanzando un pastel con el ceño fruncido. —Por poco casi negamos que lo conocíamos la última vez que pasamos el rato con él.

Kakashi levantó una ceja y miró de reojo a Rin, pero ella solo suspiró cerrando los ojos con un poco de tensión entre las cejas como si recordara algo particularmente desagradable.

Fue entonces que recordó que cortó toda comunicación con Obito y que aún no se le había ocurrido qué decirle. No quería revelar la razón de sus acciones a nadie más que su familia, ya estaba avergonzado con ellos como para hundirse más con sus amigos.

—No debieron dejarlo seguir bebiendo en cuanto comenzó a hablar de más— terminó diciendo Rin luego de terminar de recordar algo o analizar bien sus palabras, Kakashi no estaba seguro.

—Ve a regañar a Anko, ella lo retó a participar en ese tonto concurso.— se defendió Ebisu enseguida y cruzándose de brazos.

Podía imaginarse a Obito accediendo a algo así, ya lo había hecho antes. Era bien sabido que iba de vez en cuando a pasar el rato en los bares. Usualmente acompañado por Anko, Genma y un Chunin del clan Hyuga que Kakashi no conocía en persona.

Reiniciando (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora