Capítulo 3: Alíen Cadejoense

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Al terminar la transferencia, se dio cuenta que estaba en los barrios más pobres de la ciudad de Puebla, el olor era nauseabundo, había algunas cuantas personas acostadas a pie de calle que tenían algo de terracería aparentemente dormidas, por donde quiera que viese pasaban perros callejeros mordisqueando bolsas de basura, uno de ellos paso a un lado de él, le dio una pequeña olisqueada y se fue.

- ¿Qué demonios está ocurriendo? – Observo a todos lados, su corazón empezó a latir muy fuerte cuando de pronto a lo lejos escucho un débil sonido que poco a poco era más fuerte, parecían ser chillidos de un animal, la voz volvió a hablarle.

"Ve por el"

Cuando obtuvo razón de sí mismo, estaba corriendo en una dirección arbitraria, casi en automático y llego donde estaba una camada de perros observando a un enorme animal que parecía del tamaño de un oso y en cuanto se percató de la presencia de Alberto volteo a verlo y gruño.

- ¿Qué quieres? Este es mi territorio y si no te largas voy a matarte – Esto lo escucho directamente en su cerebro, ya que realmente aquel animal no estaba hablando.

- ¿Puedes hablar? ¿Cómo es que puedes? – Esto hizo rechistar a Alberto, ya que nunca había sentido nada igual.

-Vaya, esto si es una sorpresa, puedes hablar mi idioma, supongo que eres uno de los nuestros, pero mi instinto me dice que debo tener cuidado contigo, tu energía es confusa, me das señal de enemigo.

- ¿Señal? ¿Idioma? ¿Qué putas está pasando? – Alberto estaba aún más confundido, esa cosa le estaba hablando de forma directa, pero él no estaba asustado a pesar de lo extraño de la situación – Habla, necesito respuestas, ¿Por qué puedo entenderte?

-La verdad es que no tengo ni idea y tampoco me importa, pero esto me está dando muy mala espina, es la última vez que te lo digo "Largate" no necesito decirte un carajo... además tu energía ahora se está volviendo muy hostil y te estoy marcando como enemigo.

Todos los perros empezaron a apartarse, aquella creatura empezó a hacerse todavía más grande, hasta alcanzar los cuatro metros viéndose más monstruoso, mostraba sus enormes y afilados colmillos y un apestoso aroma sangre, detrás de él había un perro parecido, pero de color blanco aparentemente inerte.

- ¿Con que así tratas a alguien que está por encima de ti? – Alberto dijo esas palabras sin haberlas siquiera pensado, y empezó a gruñirle, los perros a su alrededor comenzaron a intimidarse y pusieron su cola entre las patas.

- ¿Quién eres? – Pregunto aquella gigantesca bestia, aunque el muchacho volvió en sí.

-Eso no te importa, y ahora vas a responder mis preguntas o te juro que te hare pedazos – Su rostro empezó a cambiar y parecía ser la mezcla entre un jaguar y un humano, sus dedos se asemejaron a unas poderosas zarpas.

-Basta de hablar, ahora a pelear- Ambos comenzaron a correr Alberto articulando un puño y la bestia intentando atacar con sus fauces.

El muchacho parecía ver los movimientos de su oponente en cámara lenta mientras él se movía a una velocidad normal, cuando estuvo lo suficientemente cerca lo golpeo con todas sus fuerzas en las fauces rompiéndole varios colmillos.

La bestia se incorporó rápidamente y sus ojos brillaron, lanzando lo que parecía ser un haz de luz muy fuerte contra el estudiante, este lo recibió de lleno, pero poco daño le provoco, ambos gruñeron y se volvieron a lanzar al combate, mientras que el muchacho engrosaba sus tendones para golpear con más fuerza, su velocidad empezó a superar la del monstruo mientras luchaban, lo esquivaba con facilidad además y la bestia no podía seguirle el ritmo, cada uno de aquellos golpes le hacían mucho daño.

Gantz WDonde viven las historias. Descúbrelo ahora