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Una explosión de humo rosa cubrió el caminó. Los ninjas corrieron entre los árboles esquivando y cortando las raíces que habían emergido del suelo.

-Se nos va a escapar -advirtió Kai, viendo como la bruja comenzaba a perderse entre el espeso bosque.

-Oh, no lo hará -Nya se impulso usando su elemento para tomar altura y poder caer justo enfrente de su objetivo.

Habían seguido los pasos de Hilda hasta el laberinto de Hiroshi, la bruja había estado causando estragos en las aldeas cercanas a Ninjago City, robando de alguna manera los sueños de las personas.

-Oh querida, adoro tu estilo -admitió la bruja con una risa nasal- un cisne iría de maravilla contigo
Hilda lanzó una botella de cristal directo a la ninja del agua, pero un bloque de roca se interpuso en su camino recibiendo el ataque.

-Son tan molestos -se quejo dando un pisotón dándose la vuelta para encontrarse con el ninja de la tierra.

-¿Crees que yo soy molesto? Espera a que llegue Jay -bromeo usando su poder para sacar espinas de tierra en un intento de atrapar a la bruja.

Sin embargo, la bruja era ágil, moviéndose con una destreza sobrenatural para esquivar los ataques terrestres.
En ese momento, desde detrás de las líneas de árboles, Jay emergió con su velocidad característica, su energía eléctrica zumbando en el aire, listo para sumarse al combate. Su llegada no pasó desapercibida para Hilda, quien lanzó una mirada de fastidio hacia el ninja del rayo.

-Ah, el trovador llega. ¿Vienes a cantar tu derrota, querido? -bromeó Hilda, aunque la tensión en el aire sugería que la batalla estaba lejos de ser una broma para cualquiera de los presentes.

Jay, sin perder el ánimo, respondió con una sonrisa desafiante, sus ojos brillando con determinación. -No exactamente, pero estaré encantado de darte una demostración de cómo suena tu derrota.

El látigo de agua de la ninja envolvió a la bruja en una burbuja, el ninja azul sosteniendo un kunai electrificado, una advertencia ante cualquier movimiento de la bruja.

Susurros llegaron junto a la repentina corriente de aire. Jay lanzó su kunai a la burbuja en cuanto esta había comenzado a pronunciar el conjuro aún atrapada en el agua. El ataque no había tenido el impacto que había previsto, en cuanto la punta del cuchillo tocó la superficie del agua está se volvió cristal agrietadose hasta estallar en pequeñas partículas que desaparecian en el aire como gotas de lluvia bajo el sol.
La bruja, ahora libre, se recompuso rápidamente, su mirada destellando con una mezcla de ira y sorpresa por la estrategia inesperada de los ninjas.

-Ingenioso, pero insuficiente -dijo Hilda con una sonrisa burlona, mientras levantaba sus manos, la magia comenzó a acumularse entre sus palmas, crepitando con un poder amenazante.

Su mirada se cruzó con la del ninja de la tierra, escudriñando entre sus adentros. Sonrió cuando el brillo magenta apareció en los ojos grises.

-Voilà -con un gesto de mano, largas enredaderas retuvieron a los ninjas, quienes luchaban para liberarse del agarre- Una pequeña modificación, ¡para hacer las cosas más interesantes! -exclamó Hilda, su voz adquiriendo un tono cantarín mientras pronunciaba las últimas palabras del hechizo.

Cole y Nya, atrapados en las enredaderas, sintieron una sensación indescriptible recorrer sus cuerpos, como si cada célula se reorganizara bajo una nueva orden. La energía mágica que los envolvía brillaba con intensidad, ocultándolos de la vista de sus amigos por un momento. Cuando la luz se disipó y las enredaderas se replegaron, la confusión y la sorpresa se apoderaron del campo de batalla. El ninja de la tierra y la ninja del agua habían cambiado; los rasgos de Cole se habían suavizado, su estructura corporal ahora asemejaba una femenina. Algo similar había ocurrido con Nya, quien ahora presentaba características más masculinas. Los dos se miraron entre sí y luego a sus propios cuerpos, tratando de comprender la magnitud del cambio.

-¡Imposible! -exclamó Jay, incrédulo ante la vista, la frustración y la preocupación se evidenciaban en su rostro mientras intentaba acercarse a sus amigos transformados.

Hilda, aprovechando la distracción y el caos que había sembrado, lanzó una carcajada triunfal antes de desaparecer en una nube de humo rosado, dejando tras de sí un rastro de energía mágica y muchas preguntas sin responder.

Cole, miraba sus manos, y luego a sus amigos, buscando en ellos algún tipo de respuesta o consuelo. Nya, ahora en un cuerpo que no reconocía como suyo, se mantenía en silencio, la sorpresa aún pintada en su rostro.

-

-Debe haver una forma de encontrarla, no pudo haber desaparecido

Las voces de sus compañeros se escuchaban a través de los pasillos, buscando la forma de encontrar a la bruja.

Cole permanecía inmerso en su reflejo, sus dedos trazaban líneas imaginarias sobre su rostro, delineando los contornos que ahora lo definían, una figura que de alguna manera se sentía correcta. Cada lágrima que se formaba y rodaba por su mejilla era como el eco de una lucha interna largamente sostenida, una batalla entre quién era y quién había deseado ser en secreto, un deseo interno profundo, uno que había guardado solo para sí, incluso negándoselo. En el silencio de su habitación, con el murmullo de sus amigos al fondo, la realidad de su transformación parecía tanto una liberación como una prisión.

La magia de Hilda, había destapado una caja de Pandora de emociones y deseos ocultos. Por años, Cole había reprimido esa parte de sí mismo, sepultándola bajo capas de negación y miedo, especialmente al pensar en la decepción y el rechazo que podría causar en su padre y las personas a su alrededor.
Pero ahora, frente al espejo, no podía esconderse de la verdad que su reflejo le mostraba, ¿Y si esta transformación era su oportunidad para finalmente enfrentarse a esas verdades ocultas, para vivir como realmente se sentía en su interior?

Se dejó caer en su cama, el cansancio y estrés del día logrando sobreponerse a sus preocupaciones en la tranquilidad de la noche. Cole se permitió dormir, alejado de todas las pesadillas.

MèngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora