Destellos de pasión

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A la mañana siguiente, la luz del amanecer se filtró por las cortinas de la finca, bañando la habitación en un resplandor suave y cálido. Sanemi despertó primero, observando el rostro sereno de Iguro mientras dormía a su lado. Una oleada de ternura lo invadió, y decidió quedarse quieto, disfrutando de ese momento de tranquilidad.

Eventualmente, Iguro comenzó a moverse, abriendo lentamente los ojos. Al ver a Sanemi mirándolo con tanto cariño, sonrió levemente.

—Buenos días —dijo Iguro, su voz aún cargada de sueño.

—Buenos días —respondió Sanemi, inclinándose para darle un suave beso en la frente.

Ambos se levantaron con calma, disfrutando de un desayuno tranquilo. La conversación fue ligera y agradable, una pausa necesaria en la intensidad de su relación reciente. Sin embargo, sabían que la paz sería breve. Las responsabilidades como pilares no les permitían muchos momentos de respiro.

Esa tarde, recibieron una convocatoria para una reunión de pilares. Era raro que todos se reunieran, lo que significaba que algo importante estaba en juego. Sanemi e Iguro intercambiaron miradas de preocupación antes de partir hacia la reunión.

En la sede de los Cazadores de Demonios, los pilares estaban ya reunidos. La tensión en el aire era palpable. Kagaya Ubuyashiki, el líder, los esperaba con una expresión grave.

—Gracias por venir —comenzó Kagaya—. Tenemos información sobre una nueva amenaza demoníaca que requiere nuestra atención inmediata.

Kagaya explicó que un grupo de demonios especialmente poderosos se había asentado en un área cercana, causando estragos en varias aldeas. La misión sería peligrosa, y se requería la colaboración de varios pilares para asegurar la victoria.

—Sanemi, Iguro, quiero que lideren esta misión —dijo Kagaya, mirando a ambos con seriedad.

Sanemi asintió, su expresión decidida.

—Entendido. No fallaremos —respondió con determinación.

Iguro, aunque compartía la misma resolución, sentía una preocupación latente. Sabía que cualquier distracción o duda podría costarles la vida.

La noche antes de la misión, Sanemi e Iguro se encontraron de nuevo en la finca. La atmósfera era diferente a la noche anterior. La cercanía y el amor seguían presentes, pero la preocupación por la misión llenaba el aire.

—¿Estás nervioso? —preguntó Sanemi mientras preparaban sus armas.

—Un poco —admitió Iguro—. No por la misión en sí, sino por lo que podría pasar. No quiero perderte.

Sanemi dejó sus preparativos y se acercó a Iguro, abrazándolo con fuerza.

—No me perderás. Nos cuidaremos mutuamente, como siempre lo hemos hecho —dijo Sanemi con convicción.

Iguro asintió, dejando que el abrazo de Sanemi lo reconfortara.

Esa noche, hicieron el amor de nuevo, pero esta vez con una intensidad y una urgencia que reflejaban su deseo de estar lo más cerca posible antes de la misión. Sus cuerpos se movieron en perfecta sincronía, compartiendo un momento de pasión y amor que les dio la fuerza necesaria para enfrentar lo que venía.

Sanemi deslizó sus manos por la espalda de Iguro, sintiendo la suavidad de su piel. Iguro respondió con un gemido, sus manos explorando el pecho musculoso de Sanemi. Sus labios se encontraron en un beso profundo, lleno de deseo y amor.

Sanemi comenzó a desvestir a Iguro, sus dedos desabrochando la ropa con una mezcla de prisa y cuidado. Iguro hizo lo mismo, despojando a Sanemi de su ropa hasta que ambos quedaron desnudos, sus cuerpos brillando a la luz de la chimenea.

Batalla & Deseo (Saneoba) (Sanemi x Obanai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora