Story of my life

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Juanjo

Las semanas han pasado y la verdad es que no he mejorado mucho mentalmente.

Voy cada día a la tumba de mi madre a contarle mi día que no suele ser bueno, pero sobretodo a contarle todo lo que la extraño.

Veo mucho más a mi hermano, hay días que hasta se ha quedado a dormir en mi casa o por el contrario yo en la suya, al parecer poco a poco aunque el dolor no desaparezca vamos aprendiendo a vivir con ello.

Al fin y al cabo por mucho que uno no quiera, lo evite, y aunque duela mucho, las cosas son así, se acabó, llega un momento en el que solo quedan los recuerdos, los bonitos y también los malos.

Aun recuerdo cuando era pequeño e iba cada tarde al parque con mis padres y mi hermano.

Lo bien que me lo pasaba cuando encontraba a un amigo y jugábamos hasta la hora de cenar.

Miro por la ventana mientras mi hermano se hecha una siesta en mi sofá.

La nieve cae y el suelo esta repito de esta, en los árboles se ve un blanco que ya cubre toda la parte superior y en los techos de las fachadas esta también abunda.

Me acuerdo que de chiquito iba afuera con toda la familia que podía a hacer peleas de nieve y muñecos.

También como cocinábamos riquísimos postres invernales entre todos, y que siempre acababa lleno de harina, huevo o algo de repostería.

Como no olvidar las inmensas cenas que realizábamos, comiendo los platos que posteriormente preparábamos.

Aunque lo que mejor se nos daba eran los dulces, algunas cosas salían buenas y otras no tanto, pero mi preparación y sabor favorito sin ninguna duda eran las magdalenas de muñecos de nieve de vainilla, ese sabor tan especial e increible...Como desearía volver a hacer unos de esos.

Los hacíamos entre risas, primero la base del bizcocho que convertimos en bolas para el cuerpo el cual luego, aunque el bizcocho ya llevará de por si, cubrimos las bolitas con vainilla, finalmente decorábamos con pepitas de chocolate para los ojos y botones, con un trozo de zanahoria pequeño hecho a medida para la nariz y con un poco de sirope de chocolate para la boca, si admito que la boca parecía un poco circuito de carreras, pero bueno, además amada cuando en mis cumpleaños en vez de poner las velas en la tarta las ponían en las cabecitas de los muñequitos, me gustaba más pedir el deseo así.

La vainilla es mi sabor y aroma preferido en este mundo, lo es,y siempre lo a sido.

Paso un buen rato buscando bonitos recuerdos en mi cabeza, fijándome en cada detalle que podía pasar fuera de mi vivienda.

La nieve va cayendo en menor cantidad y más lenta, y de un momento a otro para de nevar, eso no implica que el frio de Nueva York, en Londres hacia menos frío, pero porfavor que nadie me haga volver, al menos para vivir.

No quiero volver a Londres, y estoy seguro de que Javier tampoco...

No lo pasamos bien en ese lugar que digamos, el colegio e Instituto fue un infierno para los dos,la gente del lugar y el horrible trato por su parte nos daño muchísimo psicológicamente.

Tanto que por nuestro bien mental nuestra madre decidió mudarnos aquí,aunque bueno, en Los Estados Unidos tampoco lo he pasado increíblemente con ingeniería naval ¿Por qué coño elegí esa carrera Nueva York no tiene barcos?

Un cambio de cultura, horarios, país y continente, pero una libertad abundante que nos llegó en cuando pisamos los Estados Unidos.

El único inconveniente fue el elegir ✨ingeniería naval✨, que asco de carrera porfavor, menos mal que ya la he dejado, porque acabarla nunca, gracias al cielo que tengo el suficiente dinero como para no tener que buscar trabajo con tanta prisa, no obstante tengo ganas de encontrarlo YA, me da igual en donde.

Azul y Verde~JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora