Capítulo 21: Día de pintura en el inframundo

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Belcebú

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Belcebú

Ya han pasado dos semanas desde que mi ángel me ayudo a curar la herida de mi ala. La culpa de no poder evitar protegerla seguía palpitante, ella no dejaba de decirme que no importaba.

—¿Cómo es el infierno? —soltó Gala mientras ponía el desayuno en la barra de la cocina.

—Sin duda no esta lleno de arcoíris. —bromee— Dime como te lo imaginas y luego te diré si es así.

Sonrió emocionada por expresarme lo que sea que estuviera dentro de su cabeza.

—Bueno, supongo que el clima debe ser caliente, las paredes llenas de sangre, siempre es de noche y duermen en ataúdes, sus comidas son arañas y ratones; así me lo imagino. —si abría un poco más mis ojos se saldrían.

¿Cómo es posible que pensara que así es el infierno? Tal vez somos demonios por tampoco es tan malo.

—Debes dejar de ver películas ángel. —moví mi cabeza en desaprobación— en realidad si hay sol y el clima no es siempre caliente, además ¿Por qué habría sangre en las paredes? Eso es asqueroso; tampoco dormimos en ataúdes y mucho menos comemos arañas y ratones.

Rodee mis ojos, indignado.

—¿Estás diciendo que son normales? —su mirada se apagó con desilusión.

—Si es normal para ti ver perros y gatos con colores extravagantes y gente con cuernos, pues sí, somos normales.

No supe en que momento, pero me echo encima todo el líquido que tenía en su boca, luego de eso solo escuche como se reía.

—Disculpa Belcebú, solo me dio risa tu reacción. —se justificó.

Una sonrisa malvada apareció en mi rostro y de inmediato su cara me miro con horror.

Te disculpo si me acompañas a quitarme el jugo de encima.

Se apresuro a buscar algo entre los cajones y cuando lo vi era un ratón, salte de mí asiento al baño sin decir una palabra. Ella era astuta, sabia como alejarme.

Mientras el jabón quitaba el olor a jugo, pensaba que tan mala idea seria llevar a mi ángel a conocer el inframundo, pues no sería tan difícil hacerla pasar como uno.

Al salir del baño se encontraba en el sofá mirando su teléfono de una forma muy aburrida.

—Ángel —volteo a mirarme— ¿Quieres ir al inframundo?

Los ojos de Gala brillaron con emoción y de un salto se levantó del sofá.

—Claro que sí. Pensé que nunca lo dirías —me miro con desaprobación.

Algunas veces no la entendía, cada que le proponía algo se emocionaba y luego se enojaba, mi ángel está un poco defectuosa, pero aún así la quiero.

Un ángel en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora