"En el amor, el destino baraja las cartas, pero nosotros jugamos la partida".
-Jacinto Benavente.
Rhea Tristen y Ellie Blaze no solo tenían la responsalibilidad de jugar dentro de una cancha de fútbol. No, ellas también debían jugar su propio juego...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tome tres bocanadas de aire mientras veía lo lleno que estaba el estadio. Jamás en mi vida había visto tanta fanática en uno de mis partidos o cualquiera otro femenino.
Sin duda alguna, estábamos rompiendo récord hoy.
El protocolo inicial había iniciado. Ambos equipos estaban en hilera siendo divididos por los tres árbitros en cancha. Una pequeña niña estaba frente a mí mientras sonreía grande al estar presente en un evento tan significante como éste.
Sentía mis piernas temblar de nervios. Hace mucho que no me sentía así por un partido.
Juliette estaba a mi lado con sus pies inquietos haciendo que me pusiera aún peor.
Jodida mierda.
Veo la cámara pasar justo frente a mí y no puedo evitar sonreír al saber que Rhea estaba desde el hotel viendo el partido.
El pequeño himno de la champions suena y luego el otro equipo empieza a caminar hasta nosotras para chocar las manos. Finalmente nosotras lo hacemos con los árbitros y cada uno va a su lado para quitar los abrigos y pasar a tomarnos la foto.
El otro equipo es el primero en tomarse la foto y luego nosotras. En mi mano tenía el escudo de nuestro club. Al terminar la foto, camino hacia donde estaban los árbitros y Brithanny, la capitana del otro equipo. Ella me sonríe y yo lo hago de igual manera.
-¿Cara o escudo?
El árbitros habla hacia mí. La cámara justo en medio de todos filmando lo mínimo.
-Cara.
Respondo. El árbitro central tira la moneda al aire y la deja caer en el césped. Veo que cae cara.
-¿Balón o portería?
-Balón.
Asiente. Brithanny señala la portería que quiere y luego intercambiamos los escudos. La última foto de nosotras dos junto a los árbitros es tomada y ahora si el juego estaba a nada de empezar.
Trote hasta mi banquillo para entregar el escudo a algún entrenador.
Entonces, Paul se acerca a mí.
-La mente en el juego.
Asiento. Me da un asentimiento con su cabeza y se aleja.
Mi equipo estaba en sus posiciones dando pequeñas estiraciones, otras susurrándose cosas a ellas mismas y otras rezando en silencio.
El árbitro central se colocó en medio y me señala el balón. Me acerco para ser la primera en tocar el balón.
Doy un último suspiro profundo antes de escuchar el silbato a mi lado y empezar el juego más importante de la temporada.
Kim recibe mi balón al sacarlo y aquel esférico pasa por el pies de cada una hasta llegar a Juliette.
Nuestras posiciones ya habían sido tomadas a la manera de cada una y desde ese entonces note las dos marcas que tendría durante los próximos noventa minutos.