—Bajare a ayudar a Mai —informó Leysi.
—Voy contigo.
—No. Tú saldrás de la casa y escaparás por el bosque —Leysi la miró con frialdad.
—No no no. Yo... buscaré una forma de ayudarlas —dijo con rapidez.
—Sal de la casa. Hazlo por mí —suplicó.
Gale tragó saliva con fuerza. Sus ojos rojos de tanto llorar. La mirada helada y fulminante de Leysi le exigía seguir sus órdenes.
—Ok —susurró.
—Estaré bien. Debo entregarle esta porquería al jardinero —dijo mostrando el cuchillo plegable.
En sigilo, salieron del ático. Sus ojos miraban a todos lados con precaución. Leysi apretaba con fuerza el arma en sus manos. Nunca había intentado lastimar a alguien, pero la situación lo ameritaba.
Al estar en el piso de abajo, Leysi señaló la salida.
—Ve tú por ahí, yo iré por allá —señaló a su espalda.
Sin esperar respuesta, se fue en dirección a la habitación de lavandería.
Gale no saldría de la casa como una cobarde. Corrió a la cocina en busca de algún cuchillo; no sabría si sería capaz de hacer algo, pero lo intentaría.
Leysi inhaló y exhaló con lentitud. Apenas vio el agujero en la pared, corrió a él y entró. Debía ayudarla, aunque eso iba en contra de las ordenes de Mai.
Sus ojos se abrieron con horror al ver la escena. Nataniel agarró con su mano la cabeza de Mai, y la estrello en la pared. Lo hizo de manera tan fuerte que una gran mancha de sangre quedó impregnada en la pared. Los fragmentos de huesos se veían claramente.
Nataniel dejó caer al suelo el cuerpo inmóvil de Mai.
—¡Leysiiiii! —canturreó exhibiendo una amplia sonrisa.
Con los ojos llorosos, Leysi se abalanzo con velocidad a Nataniel quien sonreía, y clavó el cuchillo en un mal ángulo, atravesando solo la mejilla.
—Muy mal. Debiste darme en el cráneo —dijo cuando ella sacó el cuchillo.
Leysi le dio una patada alejándolo; se lanzó a él con el cuchillo en alto. Nataniel le agarró la muñeca en la que tenía el arma, empezando un forcejeo.
—¡De esta casa no saldrás vivo! —gritó con furia.
Leysi, con su mano libre, le dio un puñetazo en la mejilla lastimada. Sus respiraciones agitadas y sus cuerpos sudorosos. Nataniel apretó la muñeca de Leysi tan fuerte que escuchó como se rompió algo. Ella, dejo caer el cuchillo al suelo.
Eso no la detuvo; corrió a una esquina en la que se encontraba una pequeña hacha y la clavó en el hombro de Nataniel. Él gritó con una voz humana y distorsionada a la vez. Luego empezó a reír a carcajadas.
Leysi arrugó el entrecejo y ladeó la cabeza con una mueca en los labios.
—¡Ya falta poco para que culminemos este espectáculo!
Nataniel la miró con una sonrisa arrogante; sujetó con firmeza el hacha aún clavado en su hombro. Con un rápido movimiento, la sacó de su carne, liberando un chorro de sangre que manchó su camisa y el suelo a sus pies.
—Eres repugnante.
—Tú también lo serás.
Con una mano tiro a Leysi al suelo. Ella intentó levantarse. Sin embargo, manos parecidas a sombras la agarraron de sus extremidades, impidiendo que se moviera.
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El Hedor Del Ático
Historia CortaGale se debe infiltrar en una casa misteriosa para rescatar a su hermana, pero se enfrenta a un giro inesperado al llegar a la casa. Su intento de sigilo se desmorona cuando escucha la voz de un hombre, posiblemente el captor, resuena detrás de la p...