𝟎𝟐. te odio, fort

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Celina's pov

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Celina's pov

El jardín era aún más impresionante visto de cerca, con flores de colores vibrantes y un césped perfectamente cuidado. Se nota que a los Fort les interesa el orden en su hogar, sobre todo, el jardín, que estaba perfectamente impecable, al igual que el resto de la casa. La brisa fresca de la noche ayudó a relajar un poco el ambiente. Si estuviera sola acá, no dudaría ni dos segundos en traer mi cuaderno y mi guitarra. Pero lamentablemente no lo estaba, y la tensión entre Hector y yo seguía palpable.

Marc se detuvo junto a una mesa de patio y se giró hacia nosotros con una sonrisa.

—Aquí estamos. Qué les parece si jugamos a algo? —propuso, mirándonos a ambos

—Tengo una pelota por aquí. Podemos jugar un poco —dijo Hector, indiferente

—Bueno, pero no esperen que sea buena en esto —dije, intentando aliviar la tensión con una sonrisa

—No te preocupes, solo es para divertirnos —respondió Marc, lanzándome una pelota

Comenzamos a pasarnos la pelota de manera casual, pero la competencia rápidamente se intensificó. Hector, evidentemente hábil en los deportes, intentó impresionar con algunos movimientos elaborados. Yo, decidida a no quedarme atrás, puse todo mi esfuerzo en cada pase. Marc, por su parte, bromeaba para mantener el ambiente ligero. A medida que el juego avanzaba, la tensión parecía desvanecerse lentamente. Nos encontramos riendo juntos cuando alguno cometía un error torpe o hacía una jugada particularmente buena. Por un breve momento, parecía que la hostilidad entre Hector y yo se había ido.

Pero de un momento a otro, todo se cagó, gracias a un comentario de Hector.

—No lo haces tan mal para ser una chica —dijo con una sonrisa sarcástica, mientras me pasaba la pelota

Levanté las cejas y le devolví la pelota con más fuerza de la necesaria.

—Gracias, vos tampoco lo haces tan mal para ser un imbécil —respondí, mi voz cargada de sarcasmo

Marc soltó una carcajada, divertido por la situación. Ni siquiera había sido tan gracioso como para reírse, según yo. Pero su expresión cambió a ser seria rápidamente al ver nuestras caras.

—Vale, vale, ya basta de piques —dijo, tratando de calmar la situación

Yo solo suspiré y me senté en el pasto, saqué mi celular y le escribí a mi mejor amiga, Bella.

Yo solo suspiré y me senté en el pasto, saqué mi celular y le escribí a mi mejor amiga, Bella

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𝐃𝐄𝐋𝐈𝐂𝐀𝐓𝐄 | hector fortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora