Falsa identidad al descubierto

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El día en el que te des cuenta de lo valiosa que eres, te comerás al mundo.

— Cásate conmigo Ana

Aiden se encontraba arrodillado sobre una pierna, mientras sostenía un pequeño cofre morado aterciopelado, me gire y mire a nuestro al rededor, los curiosos que estaban dando un paseo por el Museo Du Louvre nos miraban expectantes, para ellos seguramente esto les parecería romántico pero para mi no, Aiden sabía perfectamente mis pensamientos sobre el matrimonio, y me dolía que me presionara de esta manera.

— Aiden - susurré - No, lo siento.

Pude ver en el instante que su ilusión se derrumbaba, las chicas a nuestro alrededor nos grababan sin ningún tipo de disimulo.
Lo que me faltaba, ser vista en un puto video viral.

— No puedes dejarme así Ana

— Y tú nunca debiste obligarme a hacerlo - repliqué -

Nos miramos un segundo, hasta que su miraba se transformó en odio puro. Sus ojos verdes se oscurecieron y su ceño se frunció levemente, me miraba como si quisiera golpearme.
Y siempre era así, ya salía a flote su verdadera cara.

— Escúchame bien Ana - sentenció - Tomarás el puto anillo aunque solo sea para no dejarme como un estúpido plantado, me oíste?

Me quedé pasmada, me convenía hacerle caso sabía a la perfección de lo que era capaz.
Asentí fingiendo entusiasmo para nuestros espectadores.

Aiden se levantó fingiendo su sonrisa, me tomó de la mano y me colocó el anillo en el dedo del medio, me abrazó y lo aparté de un leve empujón.
Nos encaminamos hacia la calle menos concurrida, el silencio incómodo nos acompañaba el todo momento, al llegar se dio la vuelta brío para darme la cara.
Estaba llorando.

— Espero y estés feliz con esto Ana - se tapó la boca como si hubiera dicho un error - Perdón, debí llamarte por tu verdadero nombre ¿Bellatrix?

Lo miré precavida, no sabía cómo reaccionaría ante tal mentira que le di, le había mentido desde que llegué a parís a estudiar mi carrera universitaria ya hace 3 años de eso,lo había conocido saliendo de un antro, nos enrollamos y concordamos que nuestros encuentros solo serían cama y nada más.

— Como lo sabes?

— En internet salen varias curiosidades, ¿sabes?

— Aiden. -

— Así que fui tu juguete - lágrimas caían en su rostro- Me utilizaste para poderte olvidar del pendejo de tu ex!

— NO SE DE QUE TE QUEJAS! - mi paciencia se esfumó- Siempre has sido solo cama! Que tú fueras un estúpido y confundieras las cosas no es mi puto problema joder!

Me miraba como si no me reconociera, nunca le había gritado de esa forma y menos nunca había sido tan franca con el.

— Solo cama eh? - se burló - Pues me da gusto que tu familia se entere que tienen como hija a una jodida prostituta!

Mi cuerpo se entumeció por completo, a que se refería?

— ¡¿No dirás nada?! - me grito

— No te equivoques, no te debo nada Aiden NADA. -suspire - Dime cómo te enteraste de mi verdadero nombre.

— Solo te importa eso, No?

— Si a lo que te refieres es que  si me importa más eso que tú - lo mire pensativa - No, no me importas una puta mierda.

Retrocedió negando lentamente, me miraba sin poder asimilar nada.

— Siempre has sido solo cama, tú te confundiste.

El infierno ahora es ella Where stories live. Discover now