Amigos, solo amigos.

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Colin y Sophie se encontraban en el tranquilo jardín trasero de la casa, rodeados por el susurro suave de la brisa nocturna y el resplandor plateado de la luna. Habían decidido disfrutar de un momento de tranquilidad juntos, lejos del bullicio de la ciudad, donde pudieran conversar con tranquilidad.

"¿Sabes, Sophie?", comenzó Colin, su voz suave y cargada de curiosidad, "desde que llegaste, he sentido como si estuviera atrapado en un juego de ajedrez, y tú eres la reina en mi tablero".

Sophie arqueó una ceja con interés, su mirada fija en Colin con una mezcla de sorpresa y diversión. "¿Un juego de ajedrez?", repitió con una sonrisa traviesa. "Interesante metáfora, Colin. Pero, ¿acaso quieres decir que estoy en control?"

Colin asintió con una sonrisa desafiante. "Exactamente", respondió, su tono teñido de complicidad. "Pero no te preocupes, no me rendiré tan fácilmente. Eres un reto fascinante, Sophie, y estoy decidido a descubrir cada uno de tus movimientos".

Sophie rió suavemente, su risa resonando en la noche como una melodía encantadora. "Bueno, supongo que eso significa que tengo que ser cuidadosa contigo", dijo con un destello travieso en sus ojos. "Pero, ¿qué te hace pensar que puedes descifrarme tan fácilmente?"

Colin se inclinó hacia adelante, su expresión intensa mientras sostenía la mirada de Sophie. "Porque sé que detrás de esa fachada de misterio y encanto, hay una historia que aún no has contado", respondió con solemnidad. "Y estoy decidido a descubrir qué esconde ese corazón intrépido y valiente que late dentro de ti".

Sophie se quedó en silencio por un momento, su mirada perdida en la oscuridad de la noche mientras reflexionaba sobre las palabras de Colin. Finalmente, volvió a mirarlo, una chispa de determinación brillando en sus ojos.

"Bien, Colin", dijo con una sonrisa enigmática, "te acepto el desafío. Pero te advierto, no será fácil. Hay muchas capas que desentrañar, y solo el más valiente y perseverante podrá llegar al corazón de la verdad".

Colin asintió con una sonrisa, su determinación renovada por el desafío que se extendía ante él. Sabía que la tarea no sería fácil, pero estaba dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo con tal de descubrir los secretos que Sophie guardaba celosamente.

Así, en medio de la tranquilidad de la noche, Colin y Sophie sellaron un pacto silencioso, un compromiso de explorar los rincones más profundos de sus almas en busca de la verdad que los uniría de una manera que trascendería el tiempo y el espacio.

Benedict y Sophie se encontraban en el jardín trasero, bajo el resplandor de las estrellas, compartiendo una conversación que parecía fluir con naturalidad y complicidad. Habían pasado horas hablando de todo y de nada, sumergiéndose en un mar de confidencias y risas compartidas.

"¿Sabes, Sophie?", comenzó Benedict, su voz suave y cálida en la fresca noche de Madrid, "contigo siento que puedo ser yo mismo, sin máscaras ni pretensiones".

Sophie sonrió con ternura, sus ojos brillando con una luz especial mientras miraba a Benedict con cariño. "Lo mismo siento yo, Benedict", respondió, su voz cargada de sinceridad. "Es como si pudiera ser completamente auténtica a tu lado, sin miedo al juicio ni a las expectativas".

Benedict asintió, su corazón latiendo con fuerza ante las palabras de Sophie. Había algo en su presencia que lo calmaba, que lo hacía sentir completo de una manera que nunca antes había experimentado. Era como si ella pudiera leer sus pensamientos más profundos con solo una mirada, como si estuvieran conectados en un nivel mucho más profundo que las palabras podían expresar.

"Me siento afortunado de tenerte en mi vida, Sophie", admitió Benedict, su voz apenas un susurro en la tranquilidad de la noche. "Eres como una luz en la oscuridad, iluminando mi camino y llenando mi corazón de alegría".

"Intrigas de Sangre: Amor, Lealtad y Rivalidad en la Corte Real"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora