JampoMex

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Narra México:

Somos siete en la familia, los trillizos Colombia, Venezuela y Ecuador, dos chicos y una chica, siendo Colombia la chica, ellos están en el tercer semestre de preparatoria, mientras que Perú y Bolivia chico y chica respectivamente, están en secundaria, papá trabajaba con un señor raro el seños Imperio de Laos el cual teniente un acento medio raro pero es alguien agradable, sus rostro siempre me ha dado curiosidad, con rojo, en medio azul y un círculo blanco y de nuevo rojo parece un Buda rechoncho, finalmente estoy yo, México; he de decir que pese a la simpatía y gran carisma del señor Imperio, nunca me ha gustado como me ve ni cómo ve a mis hermanas Colombia y Bolivia, como si fuéramos un especie de trofeo, tampoco me agrada que insista tanto en que aprendamos a bailar, mientras que mis hermanos van a clases de combate, a ellos les agrada, empero la música que nos ponen a nosotras es... Demasiado erótica; sin embargo, gracias a él todos tenemos una buena educación. Un día en particular, me pidió que le realizara un baile en específico, que si lo hacía no sólo le aumentaría el sueldo a papá, también se aseguraría de recomendarme para la universidad y que pudiera acceder a la carrera que siempre había querido, microbiología, feliz era una palabra que no se comparaba con nada, mi familia estaba bien no teníamos mucho dinero pero tenemos salud así que qué podía afectar un baile privado, además me gustaba bailar pese a la música tan... Singular, ingenua de mí, pues todo cambió con esa petición.

La canción que Imperio Lao puso para Mex. 

El señor Imperio Lao me dio una copa con un líquido ¿arcoíris? Empezó una música que como siempre no era nada recatada, mi cuerpo se sentía caliente, tenía la necesidad de desahogarme, así que empecé con el espectáculo. Contoneándome empecé a abrir mis piernas, las acaricié, pasé mis manos por los hombros, mis bazos y fui recorriendo cada parte de mi cuerpo, me acercaba al señor Imperio, parpadeaba, mordía mis labios, movía mis caderas, lo empecé a acariciar, por debajo de su traje, llegando a su pansa regordeta que siempre me había dado risa, pero ahora me dan ganas de lamer, llegué a su miembro y lo acaricié... Fue cuando una parte de mí recobró la conciencia ¡¿Qué estaba haciendo?! Literalmente me le estoy ofreciendo, mi cabeza daba un poco de vueltas pero yo estaba lo suficientemente consiente como para salir de allí, o eso pensaba...

Cuando le di un apretón a su miembro lo suficientemente fuerte para hacerlo gritar aproveché para darle una patada en las espinillas, él gritó y calló a suelo, en este momento agradecía tener alas, salí de allí volando y no pude oír muy bien lo que dijo. Pasó una semana de eso, él ya no se presentaba a casa como lo hacía normalmente, yo no quería ir a la escuela, tenía miedo y una angustia que no sabía explicar; ese día un viernes13 mi papá me insistió mucho en que reanudara mis estudios pues estaba por comenzar los exámenes para la universidad, a regañadientes salí de casa... Nunca debí de hacerlo.

Cuando regresé casi toda mi familia... Había... Había sido asesinada, el cuerpo de mi padre estaba a la entrada de la casa, sin la cabeza... Encontré los cuerpos de Venezuela y Ecuador en la cocina atravesados por el estómago, Perú estaba en las escaleras, boca abajo, literalmente partido a la mitad, ahogué un grito y sollozos, no sé dónde estaba mi mochila ni me importaba, de repente un brazo tomó mi hombro derecho, y una voz escalofriante con acento raro me susurró al oído:

―Te dije que la pagarías, si no hubieras hecho esa tontería tu familia estaría con vida.

Giré de forma estrepitosa, sí, era él, el Imperio Lao, por la impotencia y coraje traté de darle un golpe, pero rápidamente sus guardias me atraparon, me inyectaron algo que hizo que mi cuerpo se sintiera pesado y de sobremanera estimulado, sentía mi clítoris arder, con odio en mi mirada, observé que mis hermanas Colombia y Bolivia estaban de la misma forma que yo, quise patalear, gritar, algo, pero no podía; con una sonrisa descarada y perversa, Imperio Lao se aproximó a mí y me besó de forma lujuriosa, después dijo:

MéxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora