Cap 24: La casa se quema, ¡la casa se QUEMA!

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Emer


–¿Y...que es lo que quieres hacer?

Sonreí sintiendo como las mejillas se me calentaron más de lo normal.

Aquello era mi sueño cumplido.

Shely estaba a mi completa disposición, mejor de como la imaginé tantas veces. Bajo mi cuerpo, podía verla dónde yo quisiera y cuánto quisiera. Observar cada pequeña y gran parte de sus magníficas curvas, sin duda era el mejor paisaje que hubiera podido permitirme en la vida. Estaba junto a la eriza más preciosa del mundo, la inalcanzable asesina...siendo solo un héroe torpe y sumiso. Admito que me sentí orgulloso de mí mismo.

Sin mencionar lo terriblemente excitante que era. Diablos, estaba que me volvía loco sobre ella. Quería continuar tocando, apretando, lamiendo y besando todo, hasta sus oscuros secretos. La tenía sujeta de las muñecas con una mano, lo que le hizo arquear la espalda elevando más sus senos y pezones erectos, los cuales besé y lamí con un poco más de fuerza. Shely soltó otro de sus gemidos tan perfectos como ella. Me parecía lo más pervertido, escucharla gritar mi nombre pidiendo más y más. Eso me hizo preguntarme si a ella también la provocaba tanto como a mí.

No negare que aún sentía algo de vergüenza al hablar en esos términos, pero mi lado pervertido podía más que el pudor.

La besé apasionado, sin soltar las manos sobre su cabeza. Con la otra hice un nuevo recorrido sobre el contorno de la cintura, cadera y de nuevo me hallé en los labios de su entrepierna. Ella se retorció abajo de mí, rodeandome con las piernas rozando nuestros cuerpos.

Quise comprobar si de verdad le gustaba escucharme.

–Te gusta que te toque ¿Verdad?

No respondió, desde luego. Estaba con ambos ojos cerrados, la boca semi abierta y la respiración demasiado acelerada.

Pero yo quería que respondiera algo.

Introduje un dedo dentro de ella, muy muy lento. Estaba tan mojada que resbaló fácilmente a su interior.

–Lo que quiero hacer –mi cara era un volcán colapsado, pero eso no evitó que continuara. Me incorporé un poco, saqué el dedo luego de un momento y lo introduje en mi boca, chupando todo su sabor. El rostro de Shely se sonrojó peor que antes, pero supe que le gustaba que hiciera esas cosas. Le gustaba que fuera un chico perverso aunque me faltara experiencia, yo daba lo mejor de mí– es hacerte entender...–con fuerza la levanté de las caderas. Chilló cuando la tumbé boca abajo y tras encontrar mi pañuelo, amarré sus manos, igual sobre la cabeza. Luego levanté su trasero y creí que moría–...que a partir de ahora eres mía. De nadie más.

Por Cristóbal Colón...

Si tan solo pudieran imaginarse un cuadro tan hermoso como es ver a Shely, a mi fantástica eriza, en esa posición...creo que se desmayarian de insofacto. Es que, ¡Semejante culo no tiene comparación! Si antes me encantaba, ahora sencillamente no encontraba palabras para compararlo. Podía observar sus crecientes, duras y redondas nalgas abiertas, en esa forma de corazón que nunca ví tan hermoso en otra.

–O-oye...¿Qué crees que haces? –intentó voltear, al menos hasta donde la posición se lo permitía. El cabello revuelto solo la hizo ver más lujuriosa que antes.

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