- Capitulo 52- No es una fiesta sorpresa.

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6:25 PM

Ray

No me respeta, no para con sus malditos jueguitos y su mariconeria pero no lo desearía de ninguna otra forma. Esto debe ser estrés post trauma; si trajo mariachi otra vez lo voy a estrangular, si volvió a poner un anuncio en la prensa deseándome feliz cumpleaños o volvió a contratar bailarines para que me sorprendan en la cama lo voy a desollar vivo.

—Jeff déjame en paz; no me interesa. Déjame trabajar.— Digo desde el escritorio.

Sale de la habitación demasiado rápido, demasiado tranquilo; fue demasiado fácil que me dejara en paz.  Ya es sospechoso que no haya venido a las 6 am, que pasara el almuerzo y no viniera; son casi las siete y no había venido, escucho la música proveniente de la sala y maldigo mi suerte, si trajo mariachi el hijo de perra; es la misma maldita canción que los ha hecho cantar cada maldito año, me levanto del escritorio dispuesto a matarlo, hoy si lo voy a estrangular.

"A ti amado mío te amo y te deseo

 Que tu vida sea llena de felicidad

 En este día precioso te canto con el alma 

Tú eres lo más hermoso que hay en mi corazón

Dios te bendiga amor por ser un buen esposo

 Por ser el mejor padre y fiel trabajador

Si en algo te he ofendido perdóname te pido

Tu nobleza merece hoy otro galardón." 

Lo voy a estrangular, lo voy a matar. Salgo de la oficina y esta de pie en medio de un grupo de mariachis con una mujer cantando, maldito ridículo, sostiene un ramo de flores y si joderme fuera un maldito deporte este azaroso tendría medallas olímpicas, tomo la pistola de mi cintura y antes de que pueda apuntar las mocosas ridículas salen corriendo a la sala y tengo que guardar el arma nuevamente.

Concluyen la canción y las manos me pican con las ganas de estrangularlo.

—Tanti auguri.— La voz chillona de la mocosa amiga de Annett me irrita y el abrazo por la cintura del miembro mas joven de la familia Vargas me toma por sorpresa.

—Bájate para darte un beso.— Me dice Annett. 

Tira de mi camisa como si fuera un perro y me inclino lo suficiente para que pueda alcanzarme la cara pensando que en cuanto salgan, lo mato.

—Feliz cumpleaños, tío cannibal.—Se me engancha del cuello y recibo el abrazo antes de alejarla de mi, tanta miel me harta, me fastidia.

 Vuelven a la habitación y mis ojos encuentran los del imbécil que sostiene un ramos de flores frente a mi.

—Te voy a matar.— Digo

—Deja la ridiculez, maldito amargado; ¿Quieres ver tu regalo?—

Es tradición, me sentiré raro el día que no haga una de estas estupideces para celebrar mi cumpleaños, peleamos cada año por lo mismo, debería odiar a fecha mas que yo; debería aborrecer este día, los recuerdos de la visita de los abogados de David un día como hoy con esa maldita transmisión me van a torturar por siempre; es la única vez que he rogado por piedad y ni siquiera fue por mi, verlo atado en una maldita celda, escuchar sus gritos siempre sera la peor tortura que he resistido, y aun así, celebra mi cumpleaños cada vez, insiste en hacer estas ridiculeces para mi cumpleaños.

—No quiero bailarinas, no voy a salir de la ciudad y aleja esas malditas flores de mi...— Recibo el abrazo con gusto y palmea mi espalda varias veces apretándome por varios segundos antes de besarme la mejilla y soltarme; no piensa cambiar este hijo de perra y no me perdonaría que cambie.

Eros -BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora