Deambulando por las calles de mi pintoresco vecindario, estrenando las nuevas cadenas de mi vieja bicicleta. Pedalee con una facilidad que extrañaba, después de meses de andar a pie. Rodando contra las hojas de los árboles, que crujían en una melodía para mí. Confinaba bien con la voz de Seunghan, quien no paraba de hablar de sus diferentes colores. Otoño las tenía pintadas de maneras tan curiosas, haciendo que todo a mi alrededor fuese cálido.
Miré de reojo hacia él y vi una sonrisa igual de cálida que mi alrededor. De la nada había dejado de parlotear y se me quedo mirando animado. Un brillo en sus ojos que me atrapo, que me hizo quedarme esos microsegundos ahí con él. Algo tenían sus ojos, que siempre me hacían querer seguir sus tonterías. En ese momento no estaba muy lejos de volver a hacerlo, pues le estaba mirando de vuelta. Sonrisa casta en mis labios, justo para él.
_ ¿Cuál es tu color favorito del otoño? _ Seunghan salto con aquella pregunta.
Fruncí el ceño de una. _ ¿A que te refieres con mi color favorito del otoño? _
_Supieses que contestar si me hubieses estado escuchando. _ Seunghan replico quejumbroso.
Seunghan pico mis costillas sin avisarme y tambaleé un poco en la marcha. Siempre que me iba en mis pensamientos, este me picaba las costillas sin más. Luego me mostraba esa sonrisa que hacía con sus ojos, mientras esperaba que tocase tierra en una respuesta. Yo sin saber me perdí en ella un poco, pero rápidamente me concentré en el camino.
El azabache se agarraba de mi sin temor a que yo cayese y me lo llevase consigo al suelo. Siempre tan confiado en mí hacer, juraría que pensaba que no era capaz de fallar en la vida. Lo había dicho entre líneas para mí, siempre impresionado de mi diligencia. Totalmente crédulo ante mí, había mostrado su vulnerabilidad un par de veces. Todas esas veces había sido, algo que mi corazón no había sabido como manejar.
_ ¡Llevarte sano a casa en esta bicicleta talvez! _ Silbe aquella respuesta entre mis labios.
Seunghan rio divertido. _Con lo inteligente que se que eres, dudo que no puedas hacer dos cosas a la vez. _
Respire profundo obviando su ciega confianza en mí. _Rojo. _
Volvió a carcajearse entonces. _Debí haberlo intuido, es tu color favorito Sohee. _
Mis labios temblaron en una sonrisa, que el no alcanzo a notar. El había recordado cual era mi color favorito y no sabía porque eso había hecho tanto revuelo de mariposas en mi estómago. Mi mirada ya estaba puesta en el camino. Pensé que así era mucho mejor, pues Seunghan ya pasaba mucho tiempo mirándome la cara. Fascinado con todos los lunares de esta, tratando de tocarlos con las yemas de sus dedos.
Incluso llego a compararlos con constelaciones, que algún día estudiamos al azar. Fue lo más inteligente que le escuche decir, en todo lo que llevábamos de tutorías. Conste que había sido solo una clase atrás, la penúltima de todas. Ya que hoy era la última de estas, eso me había tenido más pensativo que feliz. Pues juraba que este iba ser el mejor día de mi vida, al deshacerme de educar a Seunghan. Mas no se sentía especifico así, más bien me empezaba a sentir vacío.
_Soy una persona de gustos simples. _Dije sin más.
Detuve la bicicleta por fin, habíamos llegado a su casa. El objetivo era repasar todo el contenido, para al día siguiente rendir el CSAT. Yo estaba bastante confiado de mí mismo, pero Seunghan no paraba de hablar de los nervios. Utilizaba cualquier conversación para evadir esa presión que le generaban sus pensamientos y prefería seguirle la corriente cuando se trataba de ello. Llevaba poco tiempo conociéndole tan a fondo, pero en ese poco tiempo había aprendido tanto de él.