The Weeknd

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23 de febrero de 2024

Alice

El asesinato de la madre de Miles, que ahora el viviera con sus tíos, que fuera mi vecino durante el verano, que no pudiera amarlo cuando era lo que yo más quería en el mundo. Mi mente no se detenía, mi respiración se agitaba, mis audífonos me aplastaban el cerebro ¿quién mierdas la mató? ¿fue su padre? no, el no podía ser. No puedo amar ¿por qué? preguntas, más y más preguntas que no podía responder ni al mundo ni a mi misma. Las paredes negras del coche me aplastaban, sentía como me atrapaban poco a poco en un sin fin negro y oscuro lleno de más dudas que no podía resolver, temblaba, sentía que mis ojos verdes se movían frenéticamente pero estaban quietos mirando hacia la nada, la música estaba muy fuerte,  pero no podía bajar el volumen, parálisis. Respiré...


Es muy raro visitar la casa del lago cuando no es verano y no hay casi nadie en Lake Harmony, claro que varias familias vienen a pasar los fines de semana aquí durante el año, pero no es el caso de la mía. Y estar aquí en estas fechas me resulta extraño, no es que haga frío o que haga más viento. Es que no está la gente que mi cerebro interpreta como que siempre va a estar en la casa del lago mientras yo esté ahí. No se si me explico, pero es de esas veces que como siempre que vas a un lugar convives con las mismas personas, el día que vas y no están es una vibra completamente distinta.

Para mi este lugar solía saber a verano. Toda la vida he estado aquí 78 días de cada año, desde el 1 de junio hasta el 17 de agosto, y para mi este lugar siempre me ha sabido a los últimos rayos de sol de principios de agosto en la lancha con amigos, al calor que hace alrededor de una fogata, a los helados de frambuesa de Becky y los últimos 2 años también a los shots de tequila de fresa de mi canta bar favorito, pero ahora que lo veo sin la gente que amo, Lake Harmony no sabe a verano, desde hace 3 años, para mí, lake harmony sabe a una persona, Miles Foster. Miles foster es mi mejor amigo, o lo era hasta hace poco, ni yo se si es, era, será o sería. Y créanme cuando les digo que la más feliz de preguntarselo sería yo misma, pero por el momento no puedo, por el momento lo único que puedo hacer es disfrutar de mi casa del lago intentando pensar que mi vecino de enfrente, que como dije antes no está, no me odia, ni mucho menos está enamorado de mi.

Mi padre tardó más de lo normal en aparcar el coche en el garaje, todo por culpa de las ramas que cayeron de los árboles con el frío de diciembre, pero al final lo logró. Saqué mi maleta del coche y no pude evitar ver la pulsera dorada con un pequeño dije de sol que colgaba de mi muñeca. Creo que todos tenemos una persona cuyo recuerdo nos produce un escalofrío y una sonrisa a la vez, esa pulsera es lo único que me ata a esa persona en este momento y yo pienso aferrarme a ella como si pudiera morir si no lo hago. Me encanta pensar que cuando una persona se despide antes de irse es porque en realidad no se quiere ir. Y casi estoy segura de que este es uno de esos casos.

 -"Alice deshaz la maleta y sal al súper a hacer la compra"- Escuché la voz chillona de mi madre cuando está de mal humor cruzar la puerta de la casa y atravesar el pasillo para llegar a mi.

Y antes de escucharla de nuevo y más cerca fui a hacer lo que se me pidió. Entre a casa y crucé el jardín, a pesar del clima tan diferente al del verano, aquí el pasto y los árboles que decoran el lugar siguen tan verdes como siempre y aunque estamos a varios grados menos en comparación con junio, la piscina se ve tan cálida y cristalina que podría meterme así como estoy, con ropa y todo. Entré a la casa por la enorme puerta de madera y caminé unos pocos pasos hasta mi habitación, casi pude oler la combinación de humo de vape de coco, papas y agua de piscina de siempre. Abrí la maleta y empecé a sacar todo. No estaría más de 3 días ahí así que no tardé más de 20 minutos, pero se sintió bastante largo. Me cambié y cogí las llaves de la moto. Llegué al garaje y todo estaba exactamente como lo había dejado el verano pasado con mi padre. La cuatrimoto negra que quería utilizar tenía un cubrepolvo que no fue difícil de quitar, pero al final pude quitarlo y lo tiré en una de las esquinas del garaje. Arranqué y me fui, el súper estaba muy cerca de mi casa, pero aún así fue muy interesante ver como estaba todo después de no haberlo visto desde agosto. Lakeside scoops, mi heladería favorita, estaba abierta, y aunque apenas eran las 8 de la tarde pude ver los destellos de las luces de Echoes & Embers, el mejor cantabar de la historia. Por un momento pensé en escribirle a Miles para ir más tarde, luego me acordé de que él no estaba y también de que si lo estuviera no me contestaría. El super estaba al final de la larga calle pavimentada llena de color por los comercios locales y gente entusiasmada caminando sonriente a sus laterales, en cuanto llegué al supermercado, y empecé a llenar el carro de la compra con todo lo que ponía en la lista que me dio mi madre, o eso hacía hasta que choqué con una alta figura de gorra que al darse la vuelta resultó ser Thomas. Thomas es de esos personajes de tu vida que sabes que existen pero que jamás pasarían por tu mente a menos que alguien te lo recuerde, y en su caso específico, no es porque sea alguien insignificante, porque de hecho su pelo castaño está tan bien peinado y su cuerpo se ve tan definido que parecería que lo acaban de sacar de una revista, es más bien que su personalidad no da para mas que para salir de fiesta. Puede ser alguien bastante divertido un rato pero hay cosas que las risas no pueden cambiar y me considero una persona demasiado profunda como para saltar en el chapoteadero que es la mente de Thomas.

78 días para olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora