El primer día de trabajo en la cafetería del señor Herrera le pidió a Joseph encargarse de organizar cierta cantidad de cajas con variedad de cafés empaquetados y bultos de café en grano, era trabajo pesado pero le ayudaría al joven principiante a familiarizarse con los artículos de la cafetería, si bien los bultos eran pesados el mayor desafío era apilar las cajas en las estanterías del almacén ya que estas eran notoriamente más altas que el. Al cabo de varios minutos ya había apilado un par de cajas que lo habían dejado agotado, se dignó a colocar la siguiente, levantó la caja, pero esta resbaló de sus manos haciéndola caer hacia el. Antes de que pudiera reaccionar, Gael, que se encontraba detrás de, colocó una mano en su pecho y lo empujó fácilmente hacia atrás. Con la otra mano, Gael atrapó la caja en el aire y la empujó contra la pared con un movimiento rápido y preciso, demostrando una fuerza y reflejos sorprendentes.
Joseph quedó impresionado por la habilidad de Gael y se giró para agradecerle.
-¡Guau, eso estuvo increíble! ¡Gracias, Gael!- exclamó Joseph, sintiéndose un poco avergonzado por su propia torpeza.
-No hay problema, amigo. Estoy acostumbrado a manejar cosas pesadas en este lugar. Soy Gael, por cierto- se presentó, extendiendo una mano hacia Joseph.
-Joseph- respondió él, estrechando la mano de Gael. - Un placer conocerte. Supongo que soy un poco nuevo en esto - añadió con una sonrisa nerviosa.
Durante el trabajo, mientras preparaban los pedidos de los clientes, Gael reveló su peculiar preferencia por el café. Cada vez que preparaban una taza, él insistía en tomarlo amargo y sin azúcar, argumentando que así podía saborear mejor su rico aroma y sabor. Joseph lo miraba con curiosidad mientras Gael disfrutaba de su café con una expresión de satisfacción en el rostro.
A medida que trabajaban juntos durante el día, Joseph y Gael se llevaron cada vez mejor. Compartieron historias y risas mientras cumplían con sus tareas en la cafetería con un ocasional grito del señor Herrera para que dejaran de reír y se concentraran en el trabajo. Joseph encontró en Gael un compañero amigable, alguien con quien podía conectarse en medio de su nueva vida en Porto Cielo.
Después del trabajo, Joseph se aventuró a explorar el pueblo, tratando de olvidar el recuerdo doloroso que lo había atormentado antes. Sin embargo, mientras caminaba por las tranquilas calles del pueblo pudo escuchar un leve grito de ayuda de un hombre al otro extremo de la calle hacia su compañero con la intención de montar un mueble en un camión, este grito hizo a Joseph detenerse en seco. Su corazón se aceleró y su respiración se cortó al recordar un extraño grito de ayuda en el pasado.
Después de recuperar el aliento y calmarse un poco, Joseph continuó su recorrido. Fue entonces cuando escuchó un sonido peculiar: una campana seguida de un golpeteo constante proveniente de un edificio cercano. Intrigado, se acercó a este y descubrió lo que parecía ser un gimnasio de artes marciales.
El edificio se veía bastante cuidado lleno de gradas y algunos volantes pegados en un par de carteleras con información de eventos deportivos en estos, baños, una recepción y al centro de todo albergaba un gran ring, sacos de boxeo a sus alrededores y una variedad de equipos de entrenamiento. Varios jóvenes de apariencia intimidante estaban entrenando en el interior, mostrando sus habilidades con determinación y ferocidad.
El impacto de presenciar la determinación y el esfuerzo de esos jóvenes en el entrenamiento resonó en Joseph quien veía por primera vez algo similar a tan corta distancia haciéndolo incluso tragar saliva del impacto.
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Yo (no) Soy Un Héroe
ActionEn las calles empedradas de un nuevo pueblo de apariencia tranquila, ciertos secretos se ocultan entre las sombras. En este olvidado rincón del mundo, un joven recién llegado busca dejar atrás un pasado de vergüenza que lo persigue como un fantasma...