Trabajo

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Al subir las escaleras hacia el exterior, el aire fresco del atardecer acompañando al inició de la noche arropó a Jack y From que no podían creer que ya estuvieran lejos de esas malolientes alcantarillas llenas de ratas, aquellas aguas plagadas de excrementos, orines y sin olvidar los cadáveres de aquellos bandidos que ahora las acompañaban. Esto fue un alivio para ellos ya que se habían pasado horas caminando entre distintas rutas del subsuelo, algo que jurarían no volver a repetir.

Al darse cuenta de que el cielo se estaba apagando para dar la bienvenida a ese gran manto negro que cubriria ahora aquel cielo adornado de múltiples luces alrededor de aquella gran luna que casi se podía palpar desde aquel lugar, ambos observaron como estaban otra vez en la ciudad pero estaban lo bastante apartados del centro de esta, ya que se podían ver a lo lejos algunas de las antorchas encendidas moviéndose de un lado para otro, seguramente serían los guardias que todas las noches protegían con mucho más ímpetu aquellas calles llenas de callejones y estrechas paredes.

-¡Bienvenidos a mi hogar! -dijo Tulbak emocionado. -Esperó que estéis hambrientos porque os espera un buen festín. -añadió este informando de lo que iba a pasar-.

Ante ellos una de las casas que por allí rondaban llamaba la atención, era la más chica comparada con las que estaban a su alrededor, en cambio una gran puerta les dio la bienvenida al interior de aquella, el enano entró sin problemas por aquella puerta e incluso le sobraba espacio para alcanzar el alto de aquella, por otro lado From y Jack tenian que bajar un poco la cabeza para no recibir algún golpe. Una vez dentro un gran salón se mostró ante ellos, una gran mesa cuadrada en el centro adornado con un jarrón lleno de frutas, acompañaba a aquella sala con sus alfombras y mantos color turquesa y unos muebles hechos a medida trabajados con madera de roble albino un extraño material en estas zonas de Esthea, el enano les invitó a sentarse y a esperar mientras él se ponía algo más presentable para sus visitantes, ofreciendoles de aperitivo las frutas que se encontraban en aquel jarrón de cristal pulido.

-Al parecer nos ha tocado el gordo. -dijo From con esa mirada brillante como el oro-.

-¿Porque lo decís? -pregunto el elfo extrañado-.

-Fijaos, esa madera sólo se consigue en invierno, en las montañas del atardecer sólo la primera quincena y esas alfombras y mantos color turquesa en Kaltos lo por la forma de su costura. -respondió From mientras inspecciónaba más de cerca aquellos objetos. -Sin duda, esperó darme con un buen canto en los dientes. -decía mientras la mirada se iba tornando más y más brillante como si le fueran a salir las mismisimas monedas de los ojos-.

From parecía eufórico por cada objeto que veía en aquella sala iluminada por una chimenea de no muy gran tamaño alimentada por troncos pequeños recién puestos. Tras una pequeña pero eterna espera para aquellos dos, Tulbak se presentó de nuevo ante ellos vestido con una bata de piel de color carmesí adornada con costuras y mangas de color ébano, este no venía sólo otra persona le acompañaba al parecer se trataba del mayordomo que vigilaba aquel hogar cuando "el señor" se ausentaba, este les dio una cordial bienvenida y acto seguido empezó a preparar y poner a punto aquella sala para que "el señor" manera en la que el mayordomo de dirigía a Tulbak y sus acompañantes tuvieran una grata y satisfactoria cena.

El Cuenta Cuentos - Jack NjeilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora