Capítulo 6

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El frío de la noche en Snezhnaya era casi reconfortante tras el desastre que había dejado el fuego. La nieve caía suavemente, intentando cubrir con su manto blanco las cicatrices negras que las llamas habían dejado en la tierra. Pero el aroma a madera quemada aún persistía en el aire. El silencio era espeso, roto solo por el crujir de la nieve bajo los pies de Kazuha mientras subía las escaleras.

En sus brazos, su omega descansaba con el rostro escondido en su pecho. No lloraba, pero su cuerpo seguía temblando. No era por el frío, sino por algo mucho más profundo: miedo. Kazuha lo sabía. Lo sentía con cada pequeño estremecimiento de su cuerpo y con la forma en que sus manos aún se aferraban a su ropa, como si soltarlo fuera a significar su caída al abismo.

—Ya casi llegamos, amor. Un poco más—, susurró Kazuha con ternura, dejando un suave beso en su cabello.

El omega no respondió, pero su respiración, aunque inestable, pareció calmarse levemente. Kazuha llegó a la habitación y, con la delicadeza de quien sostiene un cristal frágil, lo depositó en la cama. Se agachó a su lado y, con lentitud, apartó algunos mechones de cabello que cubrían su rostro.

—Voy a traerte algo caliente para beber—, le dijo, pero antes de levantarse, sintió un tirón en su manga. Su omega lo miró con ojos brillantes por las lágrimas retenidas.

—No... No te vayas—, murmuró con la voz rota, temeroso de quedarse solo.

El corazón de Kazuha se apretó de nuevo. "¿Cuántas veces habrás pedido esto y no te escucharon?", pensó, acariciándole la mejilla con dulzura. Se quitó los guantes y tomó su mano, con las vendas aún frescas, y la besó suavemente.

—No iré a ningún lado. Estoy aquí—, prometió, recostándose a su lado y abrazándolo con firmeza. —Hoy, mañana y siempre—.

El omega cerró los ojos, permitiéndose por fin descansar. Su cuerpo seguía tenso, pero al menos ya no temblaba. Kazuha lo observó un momento, en silencio. Aquellas cicatrices en sus brazos no dejaban de rondar su mente. Su padre... ¿Cómo alguien podía hacerle tanto daño a su propio hijo? La ira se filtró en su pecho, pero la contuvo. No era el momento de pensar en venganza. Ahora, su prioridad era él.

En algún rincón de Inazuma

La lluvia caía con fuerza, azotando los techos de la ciudad. El sonido de las gotas golpeando el suelo llenaba el silencio de la noche. La figura de cabello castaño se movía entre los callejones con sigilo, sus pasos casi inaudibles. Era Gorou. Sus orejas se mantenían erguidas, atentas a cualquier ruido sospechoso. Desde que se enteró de la noticia del incendio en Snezhnaya, no había dejado de pensar en su amigo.

—"¿Estará bien? ¿Estará solo?", pensaba mientras sus pasos se aceleraban.

Su corazón latía con fuerza, y su mente no dejaba de recordar una escena de su infancia.

—¡Gorou, mira! ¡Si te caes, te levantas! ¡No es tan difícil!—

Una risa inocente resonó en su mente. La imagen de su amigo pequeño, con la cara llena de nieve y sus mejillas rojas por el frío, le vino de golpe. Él siempre había sido fuerte, siempre sonreía, incluso cuando se lastimaba. Pero ahora... algo dentro de Gorou le decía que ya no era así.

Llegó a la residencia de Kazuha. La luz de una de las habitaciones seguía encendida. Sin dudar, tocó la puerta con fuerza.

—¡Soy yo, Gorou! ¡Ábreme!—

Los segundos parecieron eternos. Hasta que la puerta se abrió. Fue Kazuha quien lo recibió, con una expresión entre sorpresa y cansancio.

—Gorou... ¿Qué haces aquí?— preguntó, aunque en su corazón ya conocía la respuesta.

—Vine por él. ¿Dónde está? ¿Está bien?—, preguntó Gorou, su voz cargada de urgencia.

Kazuha lo miró durante unos segundos antes de dar un paso al lado para dejarlo pasar. —Está arriba. Pero no lo alteres, por favor. Hoy ha tenido suficiente—.

Gorou asintió y subió rápidamente las escaleras. Cuando abrió la puerta de la habitación, su corazón se rompió un poco más. Su mejor amigo estaba dormido, su rostro hinchado por el llanto. Tenía vendas alrededor de las manos, y su cuerpo aún se veía cansado. Gorou apretó los puños con fuerza.

"¿Quién te hizo esto? ¿Quién se atrevió a hacerte esto?", pensó con furia.

Se acercó despacio, sin hacer ruido, y se arrodilló junto a la cama. No pudo evitar tomar su mano vendada con suma delicadeza. Al hacerlo, los ojos de su amigo se abrieron levemente.

—¿Gorou...?— su voz era un susurro, pero fue suficiente para que Gorou sintiera su corazón doler.

—Aquí estoy—, respondió con una sonrisa. —No pienso irme. Nunca más—.

El omega soltó una pequeña risa ahogada y cerró los ojos otra vez. —Te tardaste...— murmuró antes de quedarse dormido nuevamente.

—Lo siento—, dijo Gorou en voz baja, inclinándose para besar su frente. —No volveré a dejarte solo—.

En la penumbra de un cuarto oculto

—Los fragmentos ya están en su lugar. El fuego fue solo el comienzo—, dijo Scaramouche, apoyado contra una pared, con los brazos cruzados y una sonrisa torcida.

Arlecchino, sentada en una silla, miraba sus uñas como si la conversación le aburriera. —Espero que esto sea más que una simple obsesión, Scara. Destruir su hogar es una cosa, pero jugar con su mente... Eso requiere paciencia—.

Scaramouche soltó una risa baja, oscura y llena de malicia. —No lo entiendes, Arlecchino. No solo quiero que sufra. Quiero que se arrodille frente a mí, que me mire y que sepa que soy su única opción—.

Arlecchino levantó una ceja, intrigada. —Suena más personal de lo que esperaba—.

—Porque lo es—, respondió Scaramouche, mirando hacia la única ventana de la habitación. La lluvia golpeaba el cristal, y su reflejo le devolvía una sonrisa fría. —Los dioses no deberían ser intocables. Quiero recordarle que, incluso con todo su poder, puede caer. Y cuando lo haga, quiero ser el único que lo levante—.

Arlecchino se puso de pie, mirando a Scaramouche con una mezcla de interés y desconfianza. —No te encariñes, Scara. La debilidad se contagia—, advirtió antes de desaparecer entre las sombras.

Scaramouche no respondió. Solo cerró los ojos, sonriendo. —No es debilidad si el mundo se inclina ante mí—, murmuró.

🍂El viento me guío hasta ti🍂 Kaedehara x Malereader (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora