La música ambientaba de manera excelente el patio trasero de la casa. Los arbustos y las paredes estaban muy bien decorados con un cartel que decía "buena suerte en la universidad". Los niños corrían por todas partes mientras las niñas disfrutaban sentadas en el césped de una fiesta de té.
El joven cruzó la puerta y salió al patio trasero para reunirse con su familia. Tan pronto como los adultos vieron al futuro de la familia, lo colmaron de halagos con una brillante sonrisa.
Una mujer castaña, con cabello largo y ondulado, se acercó al chico. Inclinándose hacia su oído, le susurró unas palabras.
-Ya es hora.
El joven de cabello castaño la miró con una pequeña sonrisa, asintiendo levemente ante sus palabras. Juntos, se acercaron a la mesa y se detuvieron detrás de ella. La mirada del chico se dirigió instintivamente hacia el pastel que descansaba frente a él, admirando su decoración por un instante, antes de volver a alzar la vista.
-¡Buena suerte en la universidad, Jaden!
...
-No puedo creer que el profesor nos haya enviado aquí. -dijo el chico castaño-. ¿De verdad son necesarias fotos de este lugar? -preguntó, mirando al chico que caminaba frente a él.
-Qué fastidio. -se quejó, arrugando la nariz con expresión de disgusto-. No quiero estar cerca de esos cerdos sudorosos.
-Pero no tenemos otra opción. -agregó el pelirosa, con una mueca en la que se mezclaban una pequeña sonrisa irónica y una clara expresión de asco-. A menos que quieras suspender el trabajo de fotografía.
El trío se detuvo frente a la puerta del gimnasio. El mayor observó fijamente el pedazo de hierro en silencio por unos segundos, como si esperara a que la puerta se abriera sola. Finalmente, tomó un gran respiro de valor, apretó los dientes y empujó la puerta con fuerza. Un chirrido ensordecedor, como un lamento metálico, resonó en el pasillo, anunciando su llegada.
La cancha estaba infestada, no había otra palabra, de los famosos jugadores de baloncesto del instituto. Sudorosos y ruidosos, calentaban antes de su práctica, rebotando balones y vociferando jugadas con una energía que el castaño, para ser honestos, admiraba un poco. Entró junto a sus dos amigos, con la cámara colgada del cuello balanceándose a cada paso, y observó a los atletas correr de un lado a otro. El aire vibraba con el chirrido de las zapatillas, el golpe seco del balón contra el suelo y las risas estridentes de los jugadores.
-Huele a mierda aquí. -les susurró a sus acompañantes, arrugando la nariz con una mueca de asco. Sus palabras provocaron risas contenidas por parte de sus amigos.
-Oye, James, mira quién está aquí. -susurró el rubio, dándole un pequeño codazo a su amigo, que estaba sentado a su lado en las bancas.
El castaño levantó la mirada hacia el otro lado del gimnasio, siguiendo la dirección que le indicaba el dedo de su amigo. Una pequeña sonrisa, casi imperceptible para cualquiera que no lo conociera bien, se formó en sus labios al reconocer al chico: Jaden Jones con "sus perros", pensó con sorna.
-Parece que Su Majestad nos honra con su presencia en este humilde gimnasio. -contestó en tono de burla, alzando las cejas con fingida exageración.
El rubio se cubrió la boca con una mano para ahogar la risa que amenazaba con delatarlos. -¿Deberíamos hacer algo? -preguntó en un susurro cómplice, ladeando la cabeza con curiosidad-. ¿Qué hacen en nuestro territorio de todos modos?
-Mmm... -Se llevó la mano a la barbilla, acariciándosela con aire pensativo mientras sus ojos recorrían el gimnasio en busca de inspiración. De pronto, su mirada se detuvo en la canasta de balones y una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro-. Creo que tengo una idea. -Miró a sus amigos y, con un rápido gesto de cabeza, les indicó que lo siguieran.
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.˚ ₍𝑼𝒏 𝑷𝒓𝒐𝒃𝒍𝒆𝒎𝒂𝒕𝒊𝒄𝒐 𝑽𝒊𝒂𝒋𝒆₎┊..⃗.
RandomPersonas que habían compartido un pasado común ahora se encontraban en caminos divergentes, sus miradas se cruzaban con la frialdad de la distancia. La pregunta flotaba en el aire, pesada e inevitable: ¿Es justo que la interferencia de terceros dest...