(__) sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo después de haber abierto aquella caja.
En su interior, pudo observar un muñeco con su fotografía cubierto de sangre, acompañado de dos pequeñas figuras que simbolizaban a sus hijos, también ensangrentadas y chamuscados.
Llevó sus manos a su rostro, mientras sentía cómo sus cuerdas vocales se negaban a emitir sonido alguno.
Su madre, al percatarse de que su hija se había quedado inmóvil como una estatua en el marco de la puerta, decidió acercarse para averiguar qué sucedía y asegurarse de que todo estuviera en orden.
Al contemplar lo que su hija observaba, sus ojos se abrieron con sorpresa.
—¡Apártate, (__)! —exclamó su madre con inquietud, mientras su primogénita aún se encontraba visiblemente conmocionada por lo que había visto en aquella caja de cartón.
—¿Qué ocurre? ¿Por qué estás alzando la voz, Ysabet? —preguntó su padre con preocupación, saliendo del baño con el cabello húmedo tras haber escuchado a su esposa elevar la voz. Consciente de que un embarazo múltiple conllevaba mayores riesgos que uno normal, se mantenía alerta ante cualquier eventualidad que pudiera afectar a su hija.
—Lleva a (__) a su habitación; después tendremos que hablar nosotros dos —expresó con visible descontento en su voz. Su hija parecía perdida en sí misma en esos momentos.
Para Ysabet, era bastante habitual ver aquel comportamiento en su hija, quien solía no reaccionar adecuadamente a diversas situaciones que se le presentaban. Al menos agradecía que no se hubiera desmayado por la impresión.
Osamu, dubitativo ante las palabras de su esposa, obedeció y, tras acompañar a su hija, regresó con Ysabet para indagar sobre lo sucedido.
Al observar el contenido de la caja, sintió cómo la ira recorría todo su cuerpo.
—Sé lo que estás pensando, pero no vayas a hacer nada imprudente —intervino Ysabet, al ver que su esposo estaba a punto de ir por sus llaves para hacer algo de lo que pudiera arrepentirse. Si bien ella también anhelaba descubrir quién había enviado aquello, era evidente que esa persona había transmitido una clara advertencia.
—Estoy seguro de que fue uno de esos tres imbéciles —respondió con convicción. Estaba completamente al tanto de lo que Satoru, Sukuna y Naoya le habían dicho a su hija, por lo que no eran santos de su devoción. Los quería lejos de su vista, de su hija y de sus nietos.
Si no había actuado hasta ahora, era porque su propia hija se lo había pedido. De lo contrario, la historia sería muy diferente.
—Yo también lo creo, pero no podemos hacer nada sin pruebas —intentó razonar con su esposo.
Mientras tanto, observaba cómo bufaba con frustración y apretaba sus puños con fuerza.
—¿Y qué sugieres que hagamos? ¿Que permitamos que le hagan daño a nuestra hija? —protestó.
—Lo más sensato será reforzar la seguridad en casa. Van a nacer dos pequeños que tal vez sean mucho más inquietos que nuestra hija; lo mejor es ampliar la cerca y colocar cámaras de seguridad —sugirió como medida preventiva.
—Debes estar bromeando —musitó con descontento.
—Es la mejor opción en estos momentos. No puedes ir a agredir a unos jóvenes sin pruebas. ¿Acaso deseas terminar en la comisaría? Desconocemos cuánto podría durar el proceso para liberarte si están implicadas esas tres familias —le cuestionó. Mientras tanto, observaba cómo Osamu llevaba una de sus manos a su cabello con frustración.
—De acuerdo, no iré tras ellos, pero debemos deshacernos de esa cosa —señaló el mayor—. Iré por unos guantes; no sabemos si esa caja contiene algo más. Son unos inmaduros por realizar este tipo de acciones. Van directamente al tercer piso y no se comportan como tal.
—Son jóvenes; piensan que por pertenecer a una familia adinerada están exentos de consecuencias —chasqueó levemente su lengua mientras seguía a su esposo.
Se disponía a ayudar a su esposo a deshacerse de aquella caja.
—Si esto vuelve a ocurrir, deberíamos considerar visitar a uno de nuestros familiares en otro pueblo por una temporada —sugirió, preocupado por el bienestar de su hija y sus nietos. Ese tipo de bromas no eran saludables para una embarazada.
Era evidente el mensaje que habían enviado: intentaban asustarla mediante supuesta brujería.
—Pensaba que sería una buena idea adquirir tres cachorros; este terreno es bastante amplio y así podrían alertarnos si alguien intenta ingresar —comentó mientras entrecerraba sus ojos de forma pensativa.
—¿Quieres que lleve a (__) a recogerlos? —preguntó a su esposa. Estaba sorprendido, ya que ella se había mostrado reacia a tener más mascotas después del incidente con las tortugas y los peces que habían tenido.
—Es lo más conveniente. A (__) le aterrorizan los perros pequeños; ve uno y sale corriendo —sonrió ligeramente Ysabet, recordando cómo su hija huye cada vez que un perro pequeño se acerca a sus pies para ladrarle o intentar morderla.
ESTÁS LEYENDO
Bebé a bordo [JJK X Lectora]
Fanfic(__) siempre desechó las historias fantásticas y exageradas que circulaban por su pueblo como simples leyendas. Sin embargo, su escepticismo se desvanece cuando se encuentra inesperadamente embarazada en una situación tan inverosímil. Ahora, en medi...