Una acción que vale más que mil palabras.
No supo en que momento su cuerpo se movió; fue una reacción, un deseo. Lo único que Alexander supo en ese instante era que estaba cayendo al suelo, con sangre saliendo en su boca. Cuando por fin todo le estaba yendo bien en esta vida, le tenía que pasar esto, y con su mirada perdida ve cómo esos cobardes escapaban. Con su último aliento el joven deseo tener una segunda oportunidad, para luego yacer sin vida en el pavimento.
Aunque muchas de estas peticiones eran escuchadas, muy pocas tenían efecto real en las manos de lo que esta ves llamaremos destino, pero en esta ocasión los hilos fueron movidos favor de esa pequeña alma entre lazando su camino con nuevo mundo y nuevo hogar.
Alexander abrió los ojos por segunda vez en su vida, el miedo le congeló la sangre. Revisó rápidamente su estómago, aliviado al comprobar que estaba vivo. ¡Un milagro! Había pensado que ese callejón oscuro había sido su final, pero no lo fue. La alegría se esfumó al instante al examinar su cuerpo con más atención.
Negó con la cabeza, incapaz de aceptar la verdad que se presentaba ante él. No podía creerlo, ¿cómo era posible? Una pregunta sin respuesta, excepto por un pequeño pellizco en su nueva piel.
Confirmó sus temores. Ahora era una chica, de ojos azules, piel blanca como el marfil y cabello rubio que caía en cascada cubriendo sus pechos. Alexander se sonrojó como un tomate al verse en el espejo, semi-desnuda, en su nuevo cuerpo. El espejo reflejaba una imagen que no reconocía: una joven, delicada y hermosa, que no era él.
Murmuró un "¡lo siento!" como el virgen que era, sin saber qué hacer ni cómo comportarse. Lo único que le quedaba, como en toda buena historia de este tipo, era averiguar dónde estaba.
Comenzó a comparar su situación con las historias que tanto leía. Lo único bueno en todo esto era que no estaba en un mundo medieval. Se notaba simplemente al ver su entorno: la gran televisión a unos metros de distancia y los edificios modernos al otro lado de la ventana.
Su cuerpo era un mar de ligereza, una sensación extraña a la que tendría que acostumbrarse. Con cada paso que daba, podía sentir cómo sus pechos rebotaban. Lo sentía, no estaba bien para un hombre como él, era una sensación tan rara y nueva que Alexander no sabía qué hacer con ella.
Parte de su mente quería tocarlos, mientras que la otra le decía que eso sería de pervertidos y que estaba mal. Todo era una confusión en su mente. Decidió enfocarse en cosas más importantes: ponerse ropa y saber más de este lugar.
Luego de unos minutos, con la cara más roja que un tomate, ya estaba vestida.
─Bien... ─dijo ─ ya pasé la parte más difícil. Hora vamos con la más confuso ¿dónde estoy?
Ya más acoplado a ese cuerpo y mente, su mirada se volvió a explorar el lugar que lo rodeaba: una enorme habitación, tan grande como un departamento, llena de lujos de la era moderna. Alex, con su mente inquisitiva, naturalmente desarrollada en sus años de jugar videojuegos, comenzó a analizar el lugar.
Buscando cada pista que pudiera resolver la pregunta que se había hecho, se dio cuenta de que el lugar era enorme y había mucho que ver. Salió de lo que para él sería el dormitorio, para explorar más el departamento.
El lugar estaba impregnado del color rosa y cualquiera de sus variantes, desde los muebles hasta las cortinas. Todo eso le estaba diciendo que esta chica era bastante femenina, tal vez un cliché, pero era con lo único con que podía trabajar. La ropa que Alexander estaba usando resaltaba, casi diciendo "Mírenme, soy la reina del lugar", con los colores inspirados en las abejas.
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Rencarne en un mundo de milagro ( fan fic de ladybug)
FanfictionEn un mundo donde la magia y la tecnología se entrelazan, un joven llamado Alexander, víctima de un accidente fatal, encuentra una segunda oportunidad en el cuerpo de una niña llamada Chloe. Chloe es la hija del alcalde de París, una vida de lujo qu...