El estómago de Rayanne Nattawin se encogió. Había algo sobre Mile y su sonrisa que no le gustaba nada. Era un hombre muy atractivo y él lo sabía.
Once años no lo habían cambiado mucho. Aquel pelo negro seguía siendo un poco largo, pero no era afeminado, nada en Rios era afeminado. Pero yo sí Podría Haber posado para un anuncio de elevar el nivel de testosterona. Tenía unas ligeras arrugas en la comisura de los ojos, pero no lo envejecían, solamente
tenía treinta y tres años. Había gente que las llamaba «arrugas con carácter», como si a mile le hiciera falta más carácter en esa cara...-¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó Rayanne Nattawin cuando recordó que tenía la capacidad de hablar.
Lo único que deseaba era que él no notara su nerviosismo en la voz. Definitivamente no era su voz de policía.
-He venido para verte.
El no enrojecería, no lo haría, no lo haría, ya era demasiado tarde. Ya no tenía dieciocho años, era un chico maduro. No quería darle la
satisfacción de avergonzarlo.-Bueno, ¿qué puedo hacer por ti? -dijo el en el tono más casual que pudo.
Él sonrió con picardía.
-Eres el mismo Rayanne Nattawin de siempre, sigues haciendo esa cosa con tu respiración.
-¿Qué cosa?
-Es como un pequeño hipo -dijo mile imitándolo-. Deja que te diga un secretito, siempre he pensado que era muy sexy.
El decidió que hablaría lo imprescindible.
La atención de Mile se desvió a las fotos de las gallinas.
-¿Tienes un decorador nuevo?
-No -contestó Rayanne fríamente-. Es una broma de aquí -el no tenía ni la más mínima intención de compartirla con él.
-Entonces, ¿te gusta trabajar aquí? -preguntó mile
-Sí, me gusta, pero estoy increíblemente ocupado, con lo cual me temo que no puedo perder más tiempo.
Él, como si fuera un gato, retiró sus botas de encima de la mesa y se puso de pie, frente a el. Rayanne hizo un esfuerzo por no dar un paso hacia atrás. Se recordó a sí mismo que era un policía, pero entonces, ¿por qué Mile lo hacía sentirse como un colegiado con relleno en el sujetador?-Por favor, dime por qué has venido -añadió el.
-Tu tía me ha mandado.
Rayanne se puso rígida.
-¿Le ha pasado algo malo a tía Evie?
-Supongo que podría decirse que sí. Está en la cárcel de Longhorn.
-¿En la cárcel? -preguntó el. Tampoco puso su voz de policía aquella vez-. ¿Con qué cargos?
-Intento de asalto con arma mortal.
Rayanne dejó que la pared sostuviera su peso.
-¿Se trata de una broma pesada?
-No bromeo, apuntó a Bennie Quinn.
-¿Al señor Quinn? -se trataba del hombre más rico y poderoso del estado-. ¡Dios mío! No le hizo nada, ¿verdad?
Mile se metió un puñado de caramelos en la boca.
-Él está bien. Evie ni siquiera llegó a disparar, pero a Bennie eso le dio igual. Te lo advierto, Rayanne, él intentará por todos los medios ganar el juicio, ya sabes lo cabezota que es.
Rayanne se pasó una mano por el pelo, estaba siendo un día muy largo para el.
-Lo primero que tengo que hacer es mandarle el dinero de la fianza.
-Ella no quiere el dinero, créeme, una docena de personas ha intentado pagarle la fianza, incluido yo, y no ha querido. Evie dice que no abandonará la cárcel hasta que tú no vayas.
-¿Por qué?
-Dios sabrá por qué. Recuerda que estamos hablando de Evie Garrett. La mujer no siempre se ha destacado por actuar con lógica.
Rayanne no lo reprendió por hacer aquel comentario, porque era verdad. No había sitio para la lógica en la cabeza de aquella mujer.
-¿Mi tía quiere que tome un avión hasta Dallas Texas simplemente para que pague su fianza? Está tramando algo.
-Yo también lo creo.
Se entrecruzaron las miradas. Mile tenía los ojos del color carbon, aquello era lo que solían decir todas las chicas de Dallas tx Pero Rayanne no pensaba que tuviesen nada de fríos, más bien parecían dos brasas calientes.
-¿Tienes alguna idea de la verdadera razón por la que mi tía me quiere allí? -preguntó Rayanne-. ¿Por qué te ha mandado para que me cuentes todo esto?
Lo que realmente quería preguntarle era qué era lo que él hacía en Dallas Tx. Lo último que había oído sobre él era que estaba participando en un circuito de rodeo en la Costa Este. Pero, por supuesto, no iba a preguntarle nada de eso, no quería parecer interesado por él, porque no lo
estaba, realmente no lo estaba.Él se encogió de hombros perezosamente, como el resto de sus movimientos.
-Evie me ha dicho que venga y yo he venido -contestó poniendo otra vez aquella sonrisa picarona-. Entonces, ¿vas a venir a Dallas Texas o no?
Rayanne negó con la cabeza.-No, simplemente la llamaré y...
-No aceptará tu llamada -la interrumpió Mile.
-Que ella, ¿qué? ¿Por qué?Él se metió la mano en un bolsillo y sacó un trozo de papel. Lo desdobló y empezó a leer.
No te molestes en llamarme, Rayanne. Solamente hablaré contigo cara a cara. Si no puedes faltar a tu trabajo, lo entenderé. Mi abogado, Clyde Mueller, hará todo lo posible para que se haga justicia. Si no lo Consigue, quizá puedas visitarme en Navidad, aquí mismo, en la cárcel de
Dallas Texas Te quiere, tía Evie.-¡Estupendo! -gruñó Rayanne-. Claramente está tramando algo - añadió volviendo a mirar a mile-. ¿Cuánto tiempo lleva en la cárcel?...
👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️👮♀️Deje sus votos..
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Esposado Y atados
Storie d'amoreAl volver a su ciudad natal... no esperaba encontrar el amor El agente y Detective de la policía de Nueva York Rayanne Nattawin Garrett iba a tener que enfrentarse a algunos momentos embarazosos al llegar a Fort h worth, Texas, a sacar a su tía E...