~🌟~ Pacto de amor

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Ya pasó un tiempo desde que conozco a Mårēn, si fuera más específico diría que ya unos cuántos meses, casi un año o sino que hasta el año.
Quería hacerle algo especial, ella siempre sabe cómo sacarme de mis casillas y de mi zona de confort, y eso es lo que más me gusta de ella. Su forma tan extrovertida y hasta optimista hace que pasar tiempo con ella sea menos doloroso que la tortura de estar solo y separado de ella, no importa si es por poco tiempo, me acostumbré a ella.
No sé cómo es que los de mi grupo aún no saben de esto, tal vez sea por qué saben que soy alguien que no le gusta romper las reglas, de seguro no me ven capaz, y mira dónde estoy ahora.

Hablé con el amigo Yokai de Mårēn para ponernos de acuerdo con mi plan, él junto con su hija me iban a ayudar en lo que tenía planeado, se notaban muy felices y sabía que era por que ellos ya presentían que yo y Mårēn traíamos algo entre manos. El hombre el cuál era un poderoso Oni también era un gran gobernante y líder en su mundo, así que también me daba consejos sobre eso, en cambio su hija me hacía muchas preguntas, y solamente me hacía pensar que a de ser muy agradable y eso era por que sí, me agradaba mucho verla tan feliz a pesar de que ya eran grandes los dos, el Yokai Oni y su hija Hanyo. Podría jurar que el Oni tenía unos mil años de edad mientras que su hija unos quinientos años o sino un poco más, mayormente porque ellos me daban pistas de eso. No sabía que los Yokais podían vivir tanto, y eso lo digo por qué hasta su hija era mucho mayor que yo y Mårēn, aún así se veía que aún era jóven (para los Yokais, claramente).

Llegó el día y me reuní como de costumbre con Mårēn en nuestro planeta, cuando llegué con ella todo indicio de nervios ya no existía en mí, ella logró hacer que esa parte tímida e introvertida de mí no fuera más que una ilusión. Me acerqué a ella y la tomé de la mano, le sonreí y le dije que tenía algo por mostrar, ella no entendía pero aún así se notaba emocionada, aceptó ir y yo le vendé los ojos para que fuera una sorpresa. Después de un rato viajamos de nuestro planeta a la Tierra, cuando llegamos al mundo de los Yokais ella no dejaba de hacerme muchas preguntas, entre ellas la de cuando se podía quitar la venda y yo le decía que no faltaba mucho. La llevé a un lugar muy hermoso y le quité la venda, cuando lo hice ella miró alrededor con gran nostalgia en sus ojos, después de admirar todo vió que estábamos en una colina junto a un hermoso árbol llamado Yamazakura el cuál es un cerezo silvestre. Me miró y sonrió de oreja a oreja, sabía que le gustaría ya que a ella le encantaban los árboles de Yamazakura y además de eso aquí fué el primer lugar al que visitamos juntos cuando empezamos a tener nuestras exploraciones y aventuras juntos en la Tierra.

Después de un momento en silencio mirando alrededor la tomé de la mano, la miré a los ojos y ella también hizo lo mismo, nos mirábamos fijamente mientras podía notar como los dos sentíamos que nuestros ojos brillaban y nuestras mejillas estaban negras, le sonreí un poco y ella me devolvió el gesto. Suspiré tranquilamente aún sosteniendo su mano con la mía, y mientras entrelazaba nuestros dedos sentí que me puse melancólico y cursi. Le dije lo bien que me hacía sentir, las increíbles aventuras que he vivido gracias a ella, el hecho de que junto con su familia ya soy parte de ellos y como siempre supe que sentí algo la primera vez que interactuamos ya que yo sabía que no fuí el único. Mientras hablaba también pude ver cómo sus pupilas se dilataban y sus mejillas no dejaban de hacerse cada vez más negras, en una de esas por la vergüenza me dió un ligero golpe en el hombro de broma mientras me preguntó cómo podía decir tales cosas sin sentir vergüenza. Me reí un poco mientras le decía que claramente no debería de sentir vergüenza por qué estoy con alguien que no me juzgará, que por ella soy capaz de olvidar mi alrededor y centrarme únicamente en nosotros juntos, mis sentimientos no iban a cambiar y dejar que esas palabras salieran de mi boca me hizo quitarme gran peso de encima ya que desde hace tiempo quería decirle todo eso. Ella desvió la mirada sintiéndose avergonzada, nunca la había visto así, solamente sonreí mientras que con mi otra mano la tomaba de su barbilla e hice que volviera a mirarme, le dije que para este momento no quería que me evitara, quería perderme en su mirada y saber que realmente no estaba perdido, sino todo lo contrario, por fin me había encontrado y más en sus hermosos ojos.

Me quedé en silencio por un momento ya que ella tampoco decía nada, después de eso simplemente dejé escapar una risa nerviosa y le dí un apretón a nuestras manos entrelazadas. Suspiré un poco mientras pensaba en mis siguientes palabras ya que habían un montón de cosas por decir, aún así sentí que debía de armarme de valor y lo hice.
Volví a mirarla a los ojos mientras ella permanecía en silencio viéndome también, sonreí y dije lo que ya tenía tiempo pensando decirle. Le dije que a pesar de ya llevar un tiempo juntos y aunque no era tanto estaba seguro que ya había tomado mi decisión y que también dependía de ella si quería o no, me miró confundida pero me dejó continuar, en ello le dije que a pesar de que somos de grupos opuestos no me importaría seguir corriendo el riesgo de seguir viéndola todos los días, todo el tiempo, sabía que ella era mi destino y no la dejaría ir, entonces hice la verdadera pregunta la cuál era si quería hacer un pacto de amor verdadero conmigo.
Aclaro que eso hacemos los Nexorians cuando sabemos con quién queremos pasar el resto de nuestras vidas, sin importar qué, es un juramento de amor verdadero en el cuál la pareja decide esto, los dos deben de estar de acuerdo y una vez hecho eso se sellaría con un beso.

Ella se quedó aún más sin palabras después de lo que dije y mientras asimilaba todo me miraba algo raro, no sé pero de repente su expresión cambió y se puso muy feliz, me agarró de sorpresa ya que soltó mi mano y saltó encima de mí en un fuerte abrazo, no tenía palabras así que asintió varías veces con la cabeza y yo me sentía más que feliz. Entonces estaba decidido, acercamos más nuestros rostros y sin perder tiempo nos dimos un beso sellando nuestro pacto... Nuestro primer beso oficial, no me lo creí cuando por fin pude sentir sus labios sobre los míos, en ello la tomé por la cintura mientras ella me rodeaba el cuello con sus brazos y dejabamos que todo a nuestro alrededor desapareciera dejándonos un hermoso momento íntimo.
Dejé que mis ojos se cerraran mientras empecé a sentir que algo brillante nos rodeaba, cuando nos separamos notamos que el juramento estaba hecho y eso mayormente se sabe por qué en una de nuestras orejas apareció un especie de arete en forma de estrella, era roja y no se podía quitar, por fin estábamos compartiendo un destino... Juntos. Y mientras dejaba que ese pensamiento siguiera en mi mente apoyé mi frente contra la de ella diciéndo cuánto en verdad la amaba.







 Y mientras dejaba que ese pensamiento siguiera en mi mente apoyé mi frente contra la de ella diciéndo cuánto en verdad la amaba

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