XVII. Cariño

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Ichimaru Gin había acudido con gran vergüenza a la comisaría para liberar a sus subordinados.

- Hmp. Les recuerdo que tienen que reponer ese dinero para la diócesis... Es un préstamo, así que espero nuevos adeptos... y que con las limosnas recuperen lo que me deben... - dijo serio el ojiceleste

- Lo se señor Ichimaru, pero pesé a nuestra plegaria no vino a nuestro auxilio... el arcángel Rafael... - dijo serio el pelirrojo

- ¿Crees qué no nos escucha? ¿No será que ustedes no tienen suficiente fé? - dijo el superior

El de lentes notó el malestar del arzobispo. Así como lo atroz que sonaba su compañero con esas palabras. Sujetó la cabeza del osado y lo hizo agacharse.

- No monseñor, nosotros tenemos fé en Dios y todos sus ángeles... Nos esforzaremos para reparar todo lo que hemos hecho... Eso nos ha alejado de nuestro camino... - dijo Uryuu

Kurosaki pensó en eso, había mentido, engañado, incluso acosado a una chica. Todas conductas reprochables por las que su protector pudo haberlos abandonado.

- ¡Tiene razón Ishida! Retomaremos nuestro camino, para ser dignos del arcángel Rafael... - dijo firmé el de ojos avellana

- Bien. Esperó aprendan la lección, porque aún son señalados por la desaparición de la señorita Inoue Orihime... - dijo con tétrica sonrisa

- No fuimos nosotros... - dijo el de gafas

- Tal vez, pero su incompetencia para devolver al demonio al infierno fue la causa... Así que van a cargar con eso toda la vida... Me despido, adiós... - dijo Gin

Sus palabras hicieron sentir culpables a los religiosos. Sin embargo no eran los únicos que se sentían culpables, en la estación de policías luego de estar varios días en el el hospital, un grupo de estudiantes ruidosos hablaban con uno de los oficiales.

- ¿¡Cómo es qué no tienen paradero de nuestra amiga!? - dijo Basterbine

- Cálmate Bambi, no podemos hacer nada más... - dijo Catnipp

- Ya les dijimos que esos tipos la acosaban desde hace meses... - dijo molesto Juran

- Y la última vez que la vimos fue cuando ellos la perseguían... Además, es extraño, no solo era ella, también atacaron a su pequeña mascota... la persiguieron con una red por el campo... después desaparecieron... - recalcó confundido Black

- Lo lamento. Ya revisamos la iglesia y el monasterio... y no encontramos nada... - dijo el de uniforme

La enojada pelinegra golpeó la recepción.

- ¿No pueden detenerlos? - dijo molesta la capitana

- Ya los investigamos... Además, pagaron su fianza... Solo podemos poner el reporte de desaparición en la base de datos federal. También les podemos dar afiches de búsqueda para que pregunten en las calles... - dijo el de la ley

Bambinetta iba a reclamar con furia, sin embargo la detuvo Haschwalt.

- Gracias. Sí les recibimos los folletos... - dijo la menuda rubia

La de ojos violeta suspiro con melancolía. El de uniforme les dio unas cuantas hojas con la descripción de la pelirroja y una fotografía. Llorando la capitana tomó unos papeles.

- Solo podemos repartir estos volantes... - dijo la pelinegra

- No es tu culpa Bambinetta... - dijo Juran

El par se abrazaron en un melancólico momento.

- Vamos a sacar más copias para dejar en los alrededores en los negocios y locales... - dijo positiva Meninas

Con gran tristeza y resignación fueron a la papelería para obtener más folletos que repartieron por horas. Al día siguiente se les unió su amiga Arisawa para seguir entregando los papeles. Por días estuvieron recorriendo las calles entregando los volantes. Al pasó de los meses el grupo, así como las copias fue disminuyendo. Llegó el momento de la graduación, todos los estudiantes recibían certificados, diplomas y membretes en un sentimiento melancólico que se desvaneció como un recuerdo en la fiesta. Jean y Gilga quiénes visitaban constantemente el mundo humano para incitar a qué llamarán a Asmodeo, notaron esa culpabilidad de los compañeros de Inoue por su desaparición. Tan cerca la fecha de inicio de la guerra, el ojiceleste decidió hablar con su papá. El demonio de la lujuria estaba en su modesta casa, pues su esposa descansaba después de dar a luz a su tercer hijo.

- No es un buen momento Grimillow... - dijo molesto el pelinegro abrazando a su amada entre sus piernas apenas cubiertos por una sábana mientras sostenían a los bebés

- Lo lamento señor, pero es solo un pequeño comentario... Y, ¿cómo se llaman mis hermanos? - dijo apenado por la escena el de cabello azul

- Los rubios son Ninny y Balgo, la más pequeña de cabello negro es Noel... - dijo soltando suavemente a la humana

- Ya veo... Así que son dos súcubos y un íncubo... - comentó el subordinado

- Hacían falta más mujeres en nuestra familia... - dijo poniendo a los dos niños mayores en un pequeño corral

A pesar de tener 3 y 6 meses de edad ya podían caminar o gatear, por lo que la dama podía concentrarse en la nueva criatura. Orihime había pensado mucho sobre sus hijos, era extraño, aunque habían nacido de su cuerpo, los había sentido como un aborto espontáneo, como un cólico fuerte. Nacían en sacos delgados como huevos de serpiente, que al abrirse un feto se convertía en un bebé normal en un instante. Se preguntaba sí las mujeres que abortaban condenaban a sus hijos a ser demonios desde ese momento. Para ella no era tan malo, el infierno no era un lugar cruel, por el contrario, era tranquilo, sin preocupaciones o problemas. Al menos hasta ahora, le angustiaba mucho la próxima guerra y lo que pasaría con su familia. El par de demonios se fueron caminando por la playa para hablar.

- No sé que pensar señor. Por eso te lo informó. Al estar provocando a los humanos que tienen tu marca me encontré con los amigos de esa mujer... Se sienten culpables por su desaparición... No la han dejado de buscar... Se que como íncubo no me debería de importar más allá de que tengan sexo... pero realmente se veían muy tristes... En especial la capitana de porristas... - dijo el de piel apiñonada

Suspiró pesadamente el de 4 alas.

- No puedo hacer mucho. Ya es muy doloroso para mi estar restringido para ver a mi esposa... en la hacienda qué me dio Merlín... Solo mis familiares y yo podemos entrar y salir de ese lugar ciertas horas... Aunque puede que haya una manera... - dijo pensativo el pelinegro

- Creo que le daría mucho alivio a esos sujetos... - dijo el de ojos celeste

- ¿Por qué te importa? Son solo unas almas... - dijo melancólico el pecado

Ciffer tampoco lo entendía, pero pensar en los chicos de la escuela le daba tristeza.

- No lo sé... Solo creo que siento lástima... - dijo el íncubo

- De acuerdo. Les vas a hablar en sueños, dejándoles pistas, corazonadas... de la ubicación... Es su decisión sí van hacía la hacienda... Solo las criaturas y entes sobrenaturales tienen restringido el acceso... - dijo el superior

- Gracias, solo dame la dirección... y las referencias para llegar... - dijo más ameno Jaquen

- Lo haré cuando me las de Merlín... Lo mantiene en secreto hasta un día antes de que mande a mi esposa... - dijo el ojiverde

- Supongo que no quiere que se enteré todo el infierno... eso solo hará más fácil para los ángeles encontrarla... ¿Qué vas a hacer con nuestros hermanos? - dijo serio el de piel apiñonada

- Mientras estén dentro del velo de Merlín... estarán a salvo... Así que estarán con su mamá... Noitra, mi hermano, tú y yo iremos en diferentes horarios para cuidar a los niños y a la propia Inoue... - dijo Asmodeo

- ¿Su hermano? ¿Se refiere al señor Merlín? - dijo el de cabello azul

- Así es... Es un mago después de todo, es el único capaz de lidiar con ellos... Además al ser humano puede ir y venir sin problemas por los mundos... Mis hijos más pequeños estarán a salvo... No dejaré que Rafael me vuelva a quitar uno solo de mis pequeños... - dijo el de 4 alas furioso

-------------- Capítulo completo --------------

El vampiro en mi pecho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora