Willow se encontraba repitiendo su nueva rutina, que constaba de levantarse a altas horas de la mañana, caminar hasta el castillo y buscar por todo el castillo a Katie. Lo cual no era difícil, la chica parecía no pasar mucho tiempo fuera de su habitación o la cocina.
Gracias a sus constantes visitas Willow notó ciertas cosas. Ciertas cosas que tal vez podrían serle útiles a futuro cuando necesitará entrar a robar. La primera es que en realidad no había muchos guaridas dentro del castillo, la mayoría estaban fuera. A demás de que ninguno de los dos príncipes llevaba una escolta de guardias como podría pensarse. Ambos caminaban libremente por el castillo sin dificultades mayores.
Otra cosa a resaltar es que a pesar de que no había más de quince guardias dentro del castillo hasta ahora Willow no había sido capaz de encontrar nada de dinero o riquezas importantes.
Willow ignoró esos pensamientos por un momento. Debía concentrarse en seguir averiguando lo que pudiera.
Tocó la puerta de madera de la habitación, esperando a que le abrieran o que la dejarán pasar. Cosa que no tomó mucho. Rápidamente la puerta fue abierta, Sheepy estaba del otro, con esa mirada de desconfianza que ponía cada que tenía a Willow cerca.
—¿Puedo pasar?—Murmuró. La albina bufó, antes de empujar la puerta abriendola casi completamente para indicarle a Willow que podría pasar—Gracias—Musito. Sheepy no respondió, dignandose únicamente a seguirla a pasos lentos sin despegar la mirada de ella.
—Salió—Dijo en voz alta Sheepy. Willow ni siquiera preguntó, Katie no estaba en la habitación por lo que no era tan difícil averiguarlo.
Sheepy caminó hasta Willow, sus zapatos resonaban en el piso de piedra de la habitación. Poniéndose de frente a Willow mientras cruzaba sus brazos la analizó.
—¿Que problema tienes conmigo?—Preguntó la peligris.
—No me agradas, no confío en ti. Puede que a la princesa le agrades, puedes tratar de agradarle a los demás pero a mi no me engañas. No confío en ti—Amenazó. Willow retrocedió unos pasos. A pesar de que tenía una daga bajo su manga y perfectas podría encargarse de por fin deshacerse de la albina quién presentaba un gran problema por su desconfianza. No lo hizo. Y no lo iba a hacer. No iba a arruinar sus posibilidades de robar el castillo por una estúpida sirvienta más del montón.
—Esta bien—Respondió. Con sus uñas presionaba la manga de su ropa, podía sentir el filo de la daga presionarse contra su piel. Si seguía así comenzaría a sangrar.
La plática se vio interrumpida por el sonido de la puerta chirriando, ambas se giraron rápidamente, tomando una posición más amigable. Katie entró a la habitación, sosteniendo un cuenco en sus manos.
—¿Todo bien?—Preguntó, Willow y Sheepy asintieron, tras de Katie venía alguien más, quién a pasos lentos también entró a la habitación.
—Valehearth, Ashford, las llaman en el salón principal—Habló Finley. Katie se encontraba dejando el cuenco sobre alguna mesa o escritorio que estuviese por ahí. Willow y Sheepy se miraron, Finley esperaba a que avanzarán y poder llevarlas a la sala principal, donde el príncipe las esperaba pacientemente. Las dos damas de honor dirigieron su mirada hacía la princesa quién asintió.
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La luz que irradias | Piggy
Fiksi Penggemar↬ Medieval AU. En busca de una vida mejor, Willow y compañía idean un plan para robar el castillo. Todo estaba meticulosamente planeado no había espacio para fallos. Y aún así de alguna manera terminó gustando de la persona menos indicada. «La luz q...