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¡დ!






𝓒uatro hígados revueltos

El pollo que sabe a pollo,

ese sabor es asqueroso,

un toque vomitivo genera

en mi hígado.


Prefiero el pollo

que no sabe a pollo,

que huele a carne,

que se siente a carne,

mas no es carne.

Es pollo.


Aunque el hígado es igual

en ambos sentidos,

agrio, amargo.

No me gusta el sabor

de aquel pedazo irregular,

la víscera roja sabe mal.


Déjame vomitarla

antes que entre más allá.


Revolver.

Mi estomago lo hace

mientras el pollo es cortado,

la pechuga separada

y la pierna me es entregada,

en una bandeja de plata.


Finjo una sonrisa,

mastico una parte

y mis ojos aguaden.


Contengo las nauseas

o por lo menos lo intento,

porque en ese momento,

no puedo salir corriendo

a vaciar mi estomago

hasta dejarlo suelto.


Odio el pollo

y el hígado revuelto,

más cuando la sangre

sigue fresca,

roja y agria,

específicamente acida.


Ya no como pollo

ni siquiera carne

no de animales.




¡დ!







𝐄𝐀𝐓 𝐌𝐘 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora