27. El primero y el último, cariño.

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M A R A T O N 2/2

Salí del cuarto de baño con la mayor timidez del mundo. Cambié la blusa que llevaba puesta por la que me prestó Louis. Él bajó para comer algo, por lo que supuse, tendría hambre. Antes de irse me ofreció galletas, pero yo no estaba en condiciones de cenar, mucho menos a medianoche.

Me senté en el lado izquierdo de la cama, dejando mi vista a la ventana en la que minutos antes estaba observando.

Él apareció segundos después con un vaso de leche. Me invitó y bueno, no pude negarme ya que había hecho el trabajo de subirlo para mí.

─Gracias ─dije cuando terminé de tomar hasta la última gota.

─No hay de qué ─agarró el vaso y lo dejó en su escritorio─. Bueno, tú puedes domir en aquel lado y yo en este ─dijo acomodando una almohada para cada uno.

─Está bien ─sonreí.

Me acosté en la cama, en donde se suponía que era mi lugar asignado.

─Nunca había dormido con ningún chico ─admití acurrucandome con la sábana.

─Bien, porque quiero ser el primero y el último en estar tan cerca de ti, cariño.

Mi pecho repentinamente se aceleró y estuve hiperventilando durante unos segundos.

¿Él había dicho cariño? Que tierno, pensé.

─Me encanta cuando te ruborizas, hace que piense que realmente te pongo nerviosa cuando estoy cerca tuyo ─habló echado a mi costado.

No había contacto físico entre nosotros, pero creía que era lo mejor por ahora. Jugué con la punta de la almohada dándole vueltas a ésta por su alrededor.

Yo tenía la vista a mi costado por lo que no llegaba ver a Louis. Él había dicho que dormía sin polera, sin embargo, traía una puesta y dijo que lo hacía por mí. Quería que me sintiera cómoda estando a su lado.

No sé cuantos minutos quedé observando un árbol que se veía a la distancia por la ventana. Ver las hojas moverse de un lado a otro hacía olvidarme el hecho de que estaba a punto de dormir con un chico. Con Louis, para ser exactos.

Mis párpados pesaban y los cerré por el cansancio. Apoyé mi cabeza en la almohada y dejé a la imaginación a cargo del sueño en que tuviera hoy. No obstante, antes de eso. Sentí que la sábana me cobijo aún más y escuché la voz de Louis.

─Buenas noches, princesa ─dejó un escaso beso en mi mejilla.

Suspire en mi mente y caí dormida.

***

Un segundo.

Diez segundos.

Veinte segundos.

Treinta segundos.

Cuarenta.

Cincuenta.

Un minuto.

Está bien, debería dejar de contar los segundos.

Había despertado aproximadamente hace tres minutos. Seguía en mi lado y tenía el brazo de Louis alrededor de mi cintura, abrazandome. Estaba muy, muy cerca de mí. Y juraría que estaba ocupando de mi espacio asignado.

No sabía que hora era. Aún así, sabía que era de madrugada ya que estaba oscuro allá fuera. No tuve la intención de volver a domir, porque siempre cuando despertaba, me era difícil encontrar el sueño otra vez.

Me sobresalte cuando escuché el sonido de una canción. El sonido era de un piano y era agradable a mis oídos. A mi costado, él sacó su brazo de mi cintura y al escucharlo, se levantó y apagó el sonido dejando en claro que era una alarma. Es que acaso se levanta a esta hora, y para colmo, ¿qué hora era?

Lo que siento por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora