✞ 𝓃𝑜𝒸𝒽𝑒 𝒻𝓇𝒾́𝒶 ✞

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Las mazmorras eran aún peores de lo que había imaginado. Las paredes de piedra estaban cubiertas de musgo y humedad, y el aire era denso, casi irrespirable. Los sonidos de ratas y otros pequeños animales resonaban en la oscuridad. Mi único consuelo era un sucio montón de paja en el rincón más alejado de la celda.

Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba
acostumbrarme a la idea de que pasaría la noche en este horrible lugar por un capricho de un niño estúpido.

Cada sombra parecía cobrar vida propia, y los sonidos siniestros que llenaban la mazmorra me mantenían alerta.

Me envolví en la delgada manta que había sido mi único confort y me acurruqué en el montón de paja, tratando de conciliar el sueño en medio de la oscuridad y el frío. Extrañaba a mi madre y sus regaños, me dolía el alma pensar en lo desesperada que se encontraría al no saber nada de mi.

Las horas pasaron lentamente, marcadas por el goteo constante de agua y el eco de los murmullos de los guardias que patrullaban las mazmorras. Cada vez que el sonido de sus pasos se acercaba, mi corazón se aceleraba y me quedaba inmóvil, temiendo ser descubierta.

Finalmente, cuando los primeros rayos de luz del amanecer comenzaron a filtrarse por las estrechas rendijas de las ventanas, supe que había sobrevivido a mi primera noche en las mazmorras.

Caelum

Deneb estaba sumido en sus pensamientos, preocupado por el paradero de Hela, cuando unos golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos. Se levantó rápidamente y abrió la puerta de su habitación, encontrándose con dos guardias de Caelum de pie frente a él, con expresiones serias en sus rostros.

"¿Qué sucede?", preguntó Deneb, sintiendo un nudo en el estómago.

"Lo sentimos por interrumpir, "príncipe Deneb", comenzó uno de los guardias, "pero hemos recibido información que creemos que debería saber".

Deneb frunció el ceño, esperando ansiosamente la noticia.

"Hemos recibido informes de que Hela podría estar en el mundo demoníaco", continuó el otro guardia, "hay indicios que apuntan a que Hyker la ha capturado y la mantiene prisionera allí".

El corazón de Deneb dio un vuelco ante las palabras de los guardias. La idea de Hela siendo retenida en el mundo demoníaco le llenaba de temor y rabia.

"Gracias por informarme," dijo Deneb, su mandíbula apretada con determinación. No podía sacarse de la cabeza la imagen de Hela en manos de su primo Hyker. La preocupación y la rabia lo consumían, y sabía que tenía que reprimir esos sentimientos, ya que estaban totalmente prohibidos para un dios como él.

Shiake, la prometida de Deneb, lo miraba con odio y una chispa de celos en sus ojos.

—Ten cuidado, Deneb. Hyker es peligroso —dijo Shiake —. Pero confío en ti. Deberías traerla devuelta.

— No soy el mismo de antes Shiake, Hyker podrá ser poderoso, pero nunca mejor que yo, te juro por Caelum que si el tiene a Hela se las verá conmigo.

— Creo que deberíamos ir a visitar a Hyker, tal vez la robó por equivocación, si le explicas la situación podrías traerla de vuelta.

— No lo conoces, estoy seguro que se dio cuenta  de mis sentimientos por Hela , esto es solo una forma de molestarme, y lo sabe, lo único que me pregunto es como llego a saber sobre Hela — Pero si cree que dejare a Hela en sus manos esta muy equivocado, me infiltraré en donde sea que la tenga y buscare la manera de liberarla, decirle a Hyker que me la devuelva seria una misión imposible.

Shiake se quedó atrás por un momento, mirando a Deneb con una mezcla de rabia y odio. Podía permitir que Deneb estuviese enamorado de aquella humana pero era inaceptable que Hyker tan siquiera la mirara, — Recordó cuando le contó a Hyker sobre los sentimientos de Deneb hacia esa humana, maldijo mil veces el a ver sido tan ingenua, ahora tendría que buscar la manera de organizar un encuentro con Hyker sin importar lo difícil que fuese.

Mundo Demoníaco

Me encontraba sumida en mis pensamientos, aún incapaz de asimilar que todo esto realmente estaba ocurriendo. Después de todo, mis creencias no eran del todo mentira —murmuré con una risa nerviosa.

En ese momento, dos guardias entraron en la celda sacándome de mis pensamientos, sus expresiones severas iluminadas por la tenue luz de las antorchas.

—Humana, levántate —ordenó uno de ellos con voz áspera—. Hyker te quiere en el salón principal.

Con el corazón acelerado, me levanté lentamente, sin saber qué esperar. Los guardias me escoltaron a través de los oscuros y húmedos pasillos del palacio hasta llegar a una puerta grande y adornada. La abrieron, revelando una sala amplia y majestuosa, donde Hyker me esperaba.

Hyker, sentado en un trono de ébano, levantó la vista de unos documentos y me observó con una mirada que mezclaba impaciencia y curiosidad.

—Humana, he decidido que continuarás tu trabajo aquí en el salón —dijo, su voz resonando en la sala—. No quiero que pienses que esto es un acto de compasión, simplemente necesito que seas más útil.

—Lo entiendo —respondí, tratando de mantener la compostura, mostrándome como si esa horrible noche no me hubiese afectado en lo absoluto.

—Empieza por limpiar esa mesa —ordenó, señalando una mesa desordenada con pergaminos y frascos.

Mientras me acercaba a la mesa y comenzaba a organizar los pergaminos, sentí los ojos de Hyker fijos en mí, para ser más exactos en mi trasero. El silencio era pesado, interrumpido solo por el leve sonido de los pergaminos al ser movidos.

—Eres más eficiente de lo que esperaba para una humana —comentó Hyker después de un rato, su tono menos frío de lo habitual.

Antes de que pudiera responder, uno de los guardias entró apresuradamente en la sala.

—Señor, la princesa Shiake ha venido a visitarlo —anunció, inclinando la cabeza con respeto.

La expresión de Hyker se endureció por un momento antes de asentir.

—Muy bien. Lleva a Hela a la biblioteca y asegúrate de que continúe trabajando allí —dijo Hyker, sin apartar la mirada de mí.

Los guardias me escoltaron fuera de la sala, llevándome a una habitación más iluminada y acogedora. Aunque la incertidumbre seguía pesando en mi corazón, estaba agradecida de estar fuera de las mazmorras, al menos por el momento.

Mientras comenzaba a trabajar en la biblioteca, escuché a lo lejos la voz de Shiake, y me pregunté qué papel jugaría ella en este extraño y peligroso juego.

Houlihan: Entre dos mundos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora