Sophie Leclerc de 20 años, nacida en Mónaco.
Hermana menor de el famoso piloto monagesco Charles Leclerc de F1 y Arthur Leclerc de F2. Consentida, berrinchuda y caprichosa. Los hermanos se encargaron de darle todo el amor que su padre al fallecer no...
Estaba demasiado nerviosa, no sabía si me iría bien y siempre lo que no podía controlar me hacía sentir perdida, quería renunciar y salir corriendo.
- Sophie, princesa ya esta todo listo ¿vamos? - pregunto Arthur
- Si, vamos-
Había llegado junto a mis hermanos a la exposición, estaban tomándonos unas fotos cuando a lo lejos note que se acercaba un pista, esos que solo los Ferrari's boys traen, era obvio quien era. Así que mi corazón comenzó a latir rápido, y de repente se detuvo.
¿Me estaba dando un infarto?
Que carajos, hace Carlos Sainz junto a ¿Rebecca? Los vi, acercándose tomados de la mano, y yo solo pude intentar sonreír. Entrando al edificio, le mencione a Arthur que iría al sanitario.
Me metí a uno, y sentí como mis lagrimas comenzaron a caer, una por una juro que no podía detenerlas. ¿Qué me pasaba? Jamás había sentido esto, hice mis ejercicios de respiración que mi psicóloga me mandaba cuando me daba un ataque de pánico después de la muerte de mi padre.
Sali del baño, y me tope con Alexandra
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- ¿Estas bien? - pregunto
- A ti que te importa. - respondí lavando mis manos.
- Toma - estiro su mano, dándome maquillaje - eres la principal esta noche, no pueden verte llorar por Carlos Sainz.
Juro que la piel se me puso de gallina cuando escuche que dijo eso.
- ¿Qué? - pregunte mirándola
- Me he dado cuenta de cómo te has puesto cuando lo viste llegar junto a Rebecca. Y la vez pasada los vi en el café, y súmale lo de la carrera.
No supe que responder, ¿le habrá dicho a Charles? ¿Qué ganaba con decirme eso? ¿me estaba amenazando?
- No te preocupes Sophie, no le he dicho a tu hermano
- ¿Entonces que quieres?
- Que no quiero hacerte daño, pero sabes perfectamente que sí alguno de tus hermanos se entera se enojaran mucho. Ahora ten - me entrego un labial - arréglate y enséñale a Carlos porque se esta equivocando en elegir. Solo quiero que seamos amigas ¿sí?
- Gracias, pero igual me sigues cayendo mal.
- Lo sé, pero jamás utilizaría algo así para hacerte sentir mal. En el corazón no se manda. Mírame a mí - menciono antes del salir del sanitario
Me arregle el maquillaje, guarde las cosas en mi bolso. Respiré profundo y salí, pero el destino era cruel. Al salir de este, me encontré con Carlos.
